Newell's no ha logrado aún conseguir la regularidad necesaria para convertirse en un protagonista del torneo. Y parte de ello se debe a su falta de resultados como visitante. La Lepra se ha mostrado como un equipo con iniciativa, autoridad y determinación cuando juega como local, pero ha tenido una versión antagónica cuando sale del Parque de la Independencia. Un Newell's bipolar.

En casa arrancó mal: debutó en el torneo con un 2-3 frente a Independiente. Pero después recompuso su imagen y en casa se volvió un equipo confiable. De hecho, en el Marcelo Bielsa cosechó 11 sobre 18 puntos posibles, producto de tres triunfos (Crucero del Norte, Unión y Godoy Cruz) y dos empates (Vélez y Quilmes), con una eficacia del 61,11 por ciento. En esos cotejos marcó nueve goles y recibió apenas cuatro. Pero más allá de los resultados, el equipo siempre intentó ser protagonista en cada partido y hasta mereció mejor suerte ante Vélez y Quilmes.

Sin embargo, todo lo bueno que hace en casa se desvanece como visitante. Si bien ganó dos de los cinco encuentros que disputó en esa condición (Aldosivi y Sarmiento), nunca sostuvo rendimientos acordes a las expectativas de un equipo que pretende ser protagonista. En efecto, en Mar del Plata y en Junín bien pudo haber perdido, pero la presencia de jugadores de jerarquía fueron la llave para poder festejar. Pero el rendimiento posterior a esos encuentros fue de lo peor del campeonato: perdió 2-0 con Belgrano en Córdoba y 3-0 con Arsenal en Sarandí, encuentros que pudieron terminar en goleadas mucho más catastróficas si no fuera por las intervenciones de Oscar Ustari. Y en su última presentación como visitante apenas empató 0-0 con Gimnasia en La Plata.

Una mirada positiva resaltaría que dejó de perder afuera y que no recibió goles; un análisis más pesimista afirmaría que hace tres encuentros que no gana afuera y que no marca goles. Lo que está claro es que Newell's es un equipo con dos caras muy marcadas.