Filósofas aseguraron que la sanción de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) representa un "gran avance para la cultura y la sociedad toda, no sólo para las mujeres", y rescataron el poder del feminismo para producir un "movimiento de modulación y conmoción que se irradia hacia todos los aspectos de la vida".

"Que se legalice el derecho al aborto para que haya menos muertes por abortos clandestinos y menos hijos en situaciones espantosas es un gran avance para la cultura y la sociedad toda, no sólo para las mujeres", dijo Diana Sperling, doctora en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba.

"No es que los que estamos del lado verde queremos promover el aborto, queremos que deje de haber abortos clandestinos con riesgo de vida", agregó.

"La vida de una madre corre gravísimo riesgo en caso de aborto clandestino, pero también si nace una criatura en condiciones paupérrimas y precarias de tipo económicas, sociales, afectivas, habitacionales, familiares o educativas. Es una vida arrojada a las peores condiciones", aseguró.

Por su parte, Noelia Billi, filósofa e investigadora del Conicet, destacó que "lo bueno de la letra de la ley es que establece que no solamente se trata de una cuestión de mujeres sino de personas con capacidad de gestar, y eso es un avance que se debe a los feminismos no identitarios, no racistas, trans y travestis que se aliaron en esta lucha".

"El feminismo no es uno, hay innumerables movimientos y prácticas que se unen y desunen. Siempre se intentó salir de que se trataba de un dilema moral o biológico", aseveró, y destacó que "este triunfo nos hace dar cuenta que este tipo de luchas son transversales".

Billi, que participa en el espacio Filosofía Feminista de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, afirmó que "la sanción de esta ley es un ejemplo de que el feminismo, quizás mucho más que cualquier otro movimiento político, callejero o comunitario, hoy en día ha sido capaz de llevar a la dimensión institucional una práctica que existe y que ha existido ancestralmente".

Ambas filósofas destacaron la posibilidad a decidir un proyecto de vida que brinda a las personas gestantes la ley de interrupción voluntaria del embarazo, aunque criticaron la frase "mi cuerpo, mi decisión", que fue una de las más utilizadas para sostener la posición del aborto legal.

"Las mujeres tenemos derecho a decidir sobre su nuestra sexualidad y la reproducción. Aún así, no estoy de acuerdo con el slogan de que mi cuerpo es mío. El cuerpo no es un objeto de propiedad. Es un tejido de relaciones con otros cuerpos, no se trata de la soberanía de los cuerpos sino que es la soberanía subjetiva acerca de las decisiones que incuben a su vida, a sus relaciones, a sus uniones", explicó Sperling.

En ese sentido, Billi remarcó que el feminismo "viene a replantear con un gran nivel de intensidad política qué significa ser una individua, en qué sentido lo privado puede ser a la vez público y cómo se sustenta en cuerpos que a veces son individuales, pero que también son el conflicto de lo comunitario, lo político y lo individual. Todas esas dimensiones nunca pueden ser atendidas desde una sola de esas perspectivas".

"El feminismo ha podido hacer algo por la vivencia conflictiva de nunca saber si una es totalmente libre en su voluntad y elección o si está siendo determinada por lo que hacen y dicen los demás. Por eso el discurso 'mi cuerpo es mío' ya no tiene tanto lugar, hubo un gran conflicto que hubo que entender que había compañeras de las comunidades ancestrales que no podían apropiarse de ese discurso y que estaba bien no hacerlo", aclaró.

Las investigadoras aseguraron que, a pesar de la sanción de la ley, persistirán posiciones en contra y será tarea de los feminismos bregar por su plena aplicación.

"No hay soluciones definitivas, la tensión va a persistir pero cada paso que se da es terreno ganado. De esto no hay retroceso. Siempre que hay una acción hay una reacción, a medida que los derechos de las mujeres fueron avanzando fueron apareciendo ataques a esos derechos, hay sectores reaccionarios que están en contra", explicó Sperling.

"Los feminismos tienen por delante que la reglamentación del aborto sea rápida y que las prácticas del mismo puedan tener lugar como las personas gestantes quieran y requieran. Es una tarea que no es fácil y que no se va a solucionar sólo con la sanción de la ley", agregó Billi.

"Las mujeres hace más de un siglo venimos avanzando tratando de poblar los lugares que nos merecemos. No es sólo una lucha de las mujeres. Los derechos de las mujeres es un problema de la humanidad. La ley de aborto es un gran avance y, sin duda, hay una progresión que no tiene vuelta atrás", concluyó Sperling.