Desde el Centro de Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo revelaron cómo es el acompañamiento a la joven rosarina que fue rescatada en septiembre pasado de una red de trata en Río Negro. Entre otras cuestiones, remarcaron los "efectos traumáticos" que han dañado su salud psíquica y el temor de la víctima a que su captor vuelva a buscarla.

“Profesionales del CAV están acompañando a M en la elaboración de los efectos traumáticos por haber sido víctima del delito de trata de personas. Estos efectos, en tanto consecuencias psíquicas, pero también consecuencias sociales, han dañado su salud. El equipo está abordando distintas aristas en la situación actual de la víctima desde la construcción de estrategias interdisciplinarias”, informaron.

En este sentido, explicaron que “el arrasamiento de los lazos afectivos, la pérdida de confianza en sí misma, la reconstrucción de lo cotidiano fuera del cautiverio son algunas de las consecuencias que este delito complejo deja como huellas en la subjetividad de las víctimas”. Y alertaron que M teme a “la posibilidad de que su captor vuelva o la busque”.

“Su preocupación vigente es poder continuar con tratamientos médicos, situación que se está articulando con los limitados recursos del estado debido a la pandemia. También se está gestionando la posibilidad de beneficios sociales/económicos provisorios para palear su imposibilidad momentánea de trabajar”, reseñaron desde el CAV.

El caso

El hecho comenzó el año pasado cuando la víctima conoció vía Facebook a un hombre de Río Gallegos, con quien mantuvo conversaciones y una relación de noviazgo de forma virtual, hasta que en enero de este año él fue a buscarla y ambos regresaron a esa ciudad patagónica para supuestamente conformar una familia.

“Sin embargo, una vez allí, el sujeto comenzó a golpear a la mujer y a tener otros comportamientos violentos”, se detalló desde la página fiscales.gob.ar.

La violencia fue en aumento, así que le sustrajo “dos anillos de oro que poseía la víctima, diciéndole que era para pagar el viaje que habían realizado”, luego “comenzó a amenazarla con que la iba a explotar sexualmente para conseguir dinero” y, por último, se sumaron agresiones y tormentos como la “amenaza de muerte ante la idea de la mujer de volver a su ciudad”.

Como suele ocurrir en este tipo de casos, el agresor también le retuvo el documento nacional de identidad y le impidió las salidas.

El rescate de la víctima comenzó a partir de la presentación realizada por su madre el 7 de agosto ante el Centro Territorial de Denuncias de Rosario, donde manifestó que su hija le comunicaba por celular que su marido la maltrataba, la golpeaba y hasta que quería que se “prostituya”.

La intervención de la fiscalía federal, a cargo de Zárate, comenzó cuando el Ministerio Público de la Acusación de Rosario le comunicó lo ocurrido y se constató que correspondía a un delito federal. Entonces se ordenó a la División de Prevención y Lucha Contra la Trata de Personas de la Policía de Santa Cruz tareas de investigación tendientes a corroborar si la víctima estaba en el domicilio en contra de su voluntad y siendo explotada sexualmente por el denunciado.

La mujer “logró ser rescatada el mismo día que se recibió la denuncia”, luego se comprobó que tenía coronavirus -por lo que debió permanecer aislada algunos días-, en tanto que el hombre fue detenido.