Mefro Wheels es el ejemplo más cabal de la conflictividad laboral por la que atravesó Santa Fe en este 2017. La única fábrica de ruedas del país bajó sus persianas en febrero jaqueada por la ola importadora. Sus 170 trabajadores no se quedaron con los brazos cruzados y con el empuje gremial (OUM) lograron involucrar a Nación y a la provincia para que los motores vuelvan a funcionar. A mediados de año apareció un comprador y en septiembre se anunció su reapertura con bombos y platillos. 

Pero a dos meses de aquel acto, la planta sigue con pocos trabajadores y con una producción muy escasa para los volúmenes que la empresa supo alcanzar. El principal escollo, según denuncian los delegados, está en la falta de inversión para salir nuevamente a competir al mercado. Se necesitan las licencias y las certificaciones de calidad que las automotrices requieren para entablar una relación comercial.   

En los próximos días, los delegados y las máximas autoridades de la UOM se reunirán con Ricardo Ciccarelli, titular de Cirubon SA y actual administrador de la firma, para intentar agilizar estos trámites. El empresario argumenta que la demora se debe a un crédito de Nación que aún no llegó. El problema es que si se siguen dilatando los tiempos, se corre el riesgo de perder gran parte del mercado de 2018.

"El temor es que el tren se pase y que las terminales no te den bolilla. Entre noviembre y diciembre se cierran los contratos para la cantidad de ruedas a fabricar en 2018. General Motors y Volkswagen están interesados en comprarnos, pero faltan estos papeles", explicó el delgado Miguel Valentino en diálogo con Rosarioplus.com.

Actualmente, hay 20 operarios trabajando dentro de la planta, cuando para esta fecha se calculaba un mínimo de 80. Para ser competitiva se necesitan unas diez mil llantas mensuales. Hoy la producción no supera las 700 unidades. 

"Si vos (por Ciccarelli) te metiste en esto, le tenés que dar para adelante. Hay que arriesgar cierto dinero y capital para que la rueda empiece a girar otra vez. Tenés un as en la manga que es una fábrica muy rentable, lo que falta ahora es ir a fondo", planteó Valentino. 

El temor es que los tiempos si dilaten de tal manera que afecten la sustentabilidad de la planta. "Acá hay que pagar un canon de alquiler alquiler, sueldos, servicios y no hay trabajo por la falta de papeles. Si esto no se normaliza, el panorama vuelve e ser muy negro. Llega un momento que en el que no se va a querer perder plata y la situación se va a volver a complicar", agregó el gremialista.

En el mientras tanto, hay muchos trabajadores que esperan que suene el teléfono para volver a la fábrica. En diciembre se termina el fondo de desempleo y desde enero las ayudas económicas se transforman en "migajas". "Los operarios de 45 para arriba no consiguen nada estable. Nos llaman a cada rato para saber qué pasa, para saber cuándo van a volver a trabajar. El desgaste físico, anímico y psíquico es muy fuerte", detalló Valentino.

La planta de Mefro Wheels, ubicada en Ovidio Lagos al 4400, en zona sur, empezó a funcionar en la década del 60 bajo el nombre de Cimetal. En el 2001 la firma quebró, aunque se consiguió la continuidad laboral. La planta tiene capacidad para producir 120.000 llantas por mes y hace seis años fue comprada por Mefro Wheels Alemania, convirtiéndose en la única planta del país con fabricación de llantas. Pero su continuidad sigue siendo una incógnita.