Son casi como mujeres y hombres reales en lo que a físico se refiere: cuerpos de silicona pero rigurosos detalles en el color de la piel, de los ojos, en la expresión, en la forma y el corte del cabello.

Las Real Dolls o muñecas sexuales hiperrealistas son un negocio que avanza a pasos agigantados. Los compradores pueden personalizar a su gusto los rasgos de su robot, incluyendo en esas características el tamaño de las partes del cuerpo. Eso sí, el precio de este “juguetito” no es apto para cardíacos: algunos modelos pueden llegar a costar hasta 8 mil dólares.

Aunque la mayoría de sus modelos son femeninos, Real Dolls también tiene muñecos masculinos, que son anatómicamente perfectos e incluyen detalles como vellos en el cuerpo o piercing en sus pezones.

También se pueden ordenar muñecos con diferentes combinaciones de órganos sexuales o partes removibles para poder intercambiarlos. Las posibilidades de personalización son enormes pero, por cuestiones éticas, la empresa fabricante no reproduce el aspecto de personas reales.