El domingo arrancó con muchas emociones cruzadas. Se suponía que los rosarinos amanecerían con la alegría de celebrar el día del padre y otro capítulo de la democracia. Pero la llovizna y un apagón generalizado en todo el país puso en riesgo toda esa alegría prevista. Las urnas llegaban a sus destinos alumbradas por las linternas de los celulares y el eco de una pregunta se repetía en los pasillos de todas las escuelas: "¿Se podrán llevar adelante estos comicios con normalidad?". A las 11 empezó a volver la luz y apareció la respuesta que todos querían oir: "El recuento provisorio se podrá llevar a cabo".