Si bien las viejas costumbres siguen marcando el lugar idóneo para las funciones corporativas es un espacio en el que los empleados estén bajo es estricto control de un jefe, la ciencia marca que no necesariamente es así. La idea de trabajar desde casa se impone poco a poco y va generando mejores resultados que los esperados. 

Un estudio desarrollado por la Universidad de Stanford revela que trabajar desde la casa aumenta en un 13% la productividad del teletrabajador, en comparación a hacerlo desde la oficina.

El profesor Nicholas Bloom dirigió esta investigación desarrollada durante dos años en base a 500 trabajadores de Ctrip, una compañía de valores tecnológicos con sede en China. Ctrip cuenta con una nómina de aproximadamente 16.000 empleados.

La muestra fue dividida en dos grupos de estudio. Ambos grupos se dedicaron a la venta de boletos de avión, reservas de hotel y paquetes de viaje, pero uno permanecería trabajando desde la oficina y el otro lo haría de manera remota desde su hogar. El objetivo de la metodología científica fue medir el rendimiento corporativo individual y evaluar el nivel de desgaste del empleado tanto físico y como emocional.

Las condiciones tecnológicas fueron similares para ambos conjuntos. Un escritorio y sillas cómodas, un ordenador con acceso a Internet de banda ancha y un móvil para realizar y recibir llamadas de los clientes. El trabajador de oficina tenía un cubículo y el de la casa un ambiente aislado.

Los beneficios económicos y de tiempo fueron para el empleador y para el empleado. La empresa empezó ganando al ahorrarse los costes por el alquiler del espacio físico que ocupaban los teletrabajadores. Además, el empleado remoto dejó de acarrear gastos de transporte para movilizarse hasta la oficina, y de perder tiempo en cada traslado. No hubo llegadas tarde y el horario se cumplió a rajatabla. 

También disminuyó en un 50% el desgaste mental del trabajador, que hizo descansos más cortos, necesitó menos días de suspensión por enfermedad y menos tiempo libre entre jornadas. Bloom aseguró que estas variables resultaron en una mayor satisfacción del empleado con su puesto, con lo que mejora su opinión respecto a la empresa y reduce los niveles de ausentismo y deserción laboral.

Pero no todas son buenas. Lo que a criterio de Bloom pareció contraproducente, durante la encuesta final realizada a los 250 teletrabajadores, cerca de la mitad manifestó sentirse aislado del entorno corporativo, al no mantener contacto social con sus compañeros.

A pesar de que el 69% aseguró sentirse cómodos con el trabajo remoto y el 67% admitió un aumento en su rendimiento, al menos el 50% solicitó regresar al trabajo de oficina, por lo que en las recomendaciones de la investigación se estableció la necesidad de hacer sistemas de trabajo mixto, en el que se realizan jornadas hogareñas y de la empresa de manera alterna para promover la interacción interpersonal.