Las callecitas de Rosario tienen ese no se qué… Y sus habitantes han desarrollado la capacidad de ponerle onda a sus visicitudes cotidianas.

Es lo que registró la cámara de la cuenta en Twitter @Rosariociudadok, que abordó el karma de la inseguridad, el delito, la violencia ciudadana desde un ángulo infrecuente.

El cartel que ilustra estas líneas habla de un sufrido o sufrida vecina o vecino de Zeballos al 1800, ya dispuesto a meter mano en bolsillo con tal de que no vuelvan a robarle la tapa de chapa del gabinete de Litoral Gas. Que, por otra parte, no sirve de gran cosa más que para estar ahí, al pie de la pared. O acaso algún caño de la conexión de agua, o de gas, lo cual es más preocupante aún

Los pillos entienden que todo le sirve y por lo tanto, también una chapita insignificante como esta puede ser un botín de rapiña, o también un cañito bajo el riesgo de volar en mil pedazos si causa una fuga de gas.

Aquí el frentista propone otro trato con el ladronzuelo: pegó en el gabinete un cartel con la leyenda “la próxima vez, antes de robar el caño de cobre, tocá el timbre y te doy $1000”.