En 1867 Nicasio Oroño, entonces gobernador de Santa Fe, impulsó tres leyes, que para ese momento, eran avanzadas para la realidad social de la época. Entre ellas, estaba la Ley de Matrimonio Civil, la cual fue sancionada por la legislatura el 25 de septiembre de 1867 y fue una norma que ocasionó graves trastornos políticos y disgustos religiosos.

La sanción de tal ley motivó la reacción del Obispo del litoral, Monseñor José María Gelabert, que protestó ante el Gobierno nacional y ordenó la lectura en todos los templos de su jurisdicción, de la declaración de motivos por los que la Iglesia se oponía a las disposiciones de la nueva ley, que se adelantó dos décadas a la legislación nacional.

La Ley de Matrimonio Civil, se fundó en un proyecto elaborado por el Dr. Eugenio Pérez y Pedro Rueda, y estaba destinada a solucionar los problemas suscitados respecto a las uniones de parejas entre extranjeros y nativos, o entre inmigrantes de nacionalidad y cultos diferentes, que poblaban las florecientes colonias agrícolas de la Provincia.

Así fue que el 1 de noviembre de 1867, se celebró en Rosario el primer matrimonio civil de la República, entre Don Pedro Zapata y Doña Antonia Maldonado, antes el Juez de Primera Instancia Dr. Don Carlos Paz.

La ceremonia se realizó donde hoy está el Palacio de Correos y fue celebrada ante un numeroso público, ya que se trató de proporcionarle gran publicidad. Finalizado el rito civil, los cónyuges acompañados del público y la banda de música de la ciudad, se aprestaron en la Iglesia Matriz (La Catedral), donde se pensaba que el párroco iba a consagrar el matrimonio. Pero el sacerdote se negó acatando lo dispuesto por su Obispo y les cerró la puerta.

No obstante, dos semanas después, el 15 de noviembre de 1867, se fundó el diario “La Capital”, que en su primera edición publicó lo escrito por el Arzobispo de Buenos Aires, quien advertía “sobre los males que puede ocasionar la sanción que establecía el matrimonio civil”.