Daniel Auster estaba cuidando a su hija Ruby el pasado 1 de noviembre cuando llamó a la Policía de Nueva York desde su residencia en Brooklyn, y tras ser trasladada de urgencia al Methodist Hospital, se confirmó su fallecimiento por una sobredosis de fentanilo y heroína.

El hijo del reconocido escritor neoyorquino Paul Auster fue arrestado en la noche del viernes pasado, acusado de homicidio involuntario y negligente, y en sus primeras declaraciones, cinco meses después de sucedido el hecho, admitió que se encontraba bajo los efectos de la heroína el día que su hija murió. 

Estas palabras se contradicen con uno de sus testimonios brindados en noviembre, donde negó la tenencia e ingesta de narcóticos. Relató que la droga era ocultada en el baño de la casa y reconoció haber consumido estupefacientes el día del fatídico suceso.

El pasado domingo tuvo lugar una presentación judicial sobre el caso donde no emitió declaraciones. El juez, John Hecht, le impuso prisión preventiva y su defensa solicitó una “fianza razonable” para Auster, argumentando que desde el fallecimiento de su hija estaba desintoxicado o “limpio”.

Sin embargo, el juez determinó que “hubo una imprudencia extrema” y fijó una fianza de 250 mil dólares de seguro o 100 mil dólares en efectivo, junto a una orden de tratamiento psiquiátrico.