El sello cultural de Rosario Encuentro Itinerante viene realizando distintos convites a través de la plataforma Zoom, donde Nancy Giampaolo dialogó con los escritores nacionales consagrados Alan Pauls, Ana María Shua, Martín Kohan y Ariana Harwicz, para pensar en común sobre este oficio que los lleva a relacionarse con el mercado y en estos tiempos pandémicos. En base a aquellos encuentros, uno con cada escritor, nació el libro, “La literatura frente al mercado y el Estado: radiografía de la corrección política”, que se presenta este domingo.

Giampaolo es periodista cultural, columnista del suplemento cultural de Perfil, colabora en diario Clarín eventualmente y en otros medios, y éste es el segundo libro que publica, y en este caso oficia como directora de orquesta de las diversas voces entrevistadas, en un entramado de ideas en común y disímiles en torno a la cosa literaria nacional en tiempos pandémicos.

Editado por las rosarinas Casagrande Editorial y Último Recurso y promovido desde Encuentro Itinerante, este domingo a las 19 se podrá seguir la presentación online a través de su canal de Youtube. Los ejemplares se consiguen en librerías de Rosario, Córdoba y Buenos Aires, y consultando en las redes de las editoriales.

“A partir de las luchas identitarias que fueron imponiéndose a nivel mundial durante la última década, la intervención de los activismos sobre el campo cultural y artístico ha detonado más de una polémica. La confusión entre el artista y su producción, la cultura de la cancelación y la estigmatización de figuras y obras del pasado revisitadas bajo los parámetros de un presente globalizado, entre otros fenómenos, cobraron una presencia hiperbólica en agendas institucionales y medios”, mencionaba Tomás Trapé, de Encuentro Itinerante, en la comunicación de este convite.

En esos encuentros salieron a la luz algunas definiciones sobre el campo literario por las que consideran necesario ponerlas a circular en este libro. La literatura frente al mercado y el Estado fue el nombre de esas charlas, y la radiografía es “una toma de posición que el arte toma frente al mundo que lo quiere condicionar”, finaliza postulando de alguna forma tangible que ‘esto es lo que piensan los autores actuales y se la bancan’, por decir en una jerga coloquial, lejos de cristalizando, abriendo el debate hacia este futuro cercano de una pos pandemia y una incognoscible nueva “normalidad”.

Este medio quiso conocer un poco más sobre el contenido de este libro polifónico, y es por eso que entrevistó a Nancy Giampaolo, quien amablemente dio algunos adelantos.

Cómo surgió la idea de realizar esta serie de charlas virtuales en pandemia, junto a estos gestores culturales rosarinos que son Encuentro Itinerante?

El libro no estaba pensado desde el principio, pero gracias a las editoriales Casagrande y Último recurso se hizo realidad. La idea de las entrevistas apareció conversando con Tomás Trapé, con quien compartíamos alguna preocupación por el avance de ciertos preceptos ajenos al mundo del arte sobre el quehacer literario. Los autores entrevistados venían dando algunos debates o intervenciones en un sentido similar al nuestro y la pandemia, que es por supuesto una situación realmente poco feliz, pero que propició, sin embargo, que pudiéramos conversar sin prisas a través de medios virtuales.

Tanto Alan Pauls, como Ana María Shua, Martín Kohan y Ariana Harwicz fueron muy generosos al compartir sus saberes y puntos de vista. Mi relación con los cuatro es primordialmente la de una lectora, aunque en el caso de Pauls en particular existía un largo derrotero de entrevistas que le fui haciendo para medios distintos a lo largo de más de diez años por sus libros. A Shúa también la había entrevistado varias veces y con Kohan y Harwicz comenzamos a tener intercambios a partir de este proyecto, y son muy fructíferos para mí.

¿Por qué pensás que apareció la necesidad de debatir sobre el asunto de literatura frente a su propio mercado, en esta realidad pandémica?

La necesidad de debatir esta clase de cuestiones, a mi juicio, excede la coyuntura de la pandemia. De hecho, algunos temas medulares de este libro como la confusión entre vida privada y obra son objeto de debate hace muchísimo tiempo. Pero la “necesidad”, como decís, puede haberse impuesto de manera tan evidente a partir de una circulación cada vez más masiva de discursos prescriptivos en las redes sociales, que se transformaron en un espacio privilegiado de ciertos sectores a partir de los confinamientos. 

Es una linda apuesta inter regional la de publicar este cruce de pensamientos disímiles y no tantos, con editoriales rosarinas y siendo vos y algunos de ellos de Buenos Aires. ¿Querés contar algunas de las reflexiones a las que arribaron?

Sí, coincido en que el aspecto interregional es importante. Para mí es una alegría muy grande trabajar con gente de Rosario y salir un poco de la endogamia que a veces suscita Buenos Aires. Y también coincido en que es enriquecedor que el libro contenga visiones diversas.

En cuanto a las reflexiones o temas que tocamos, para no extenderme demasiado y no ‘spoilear’, enumeraría a algunas como la repercusión de lo que se conoce como cultura de la cancelación en el ámbito literario, extendida a lo social, la falacia subyacente en algunas relecturas de obras que se hacen sin contextualizar (sobre eso Shua dio grandes ejemplos a partir de su traducción de Macbeth o aquello de derriba estatuas de antiguos personajes polémicos que sucedió hace poco en Europa), o la utilización de discursos emancipatorios con fines que van en el sentido puesto.   

¿Por qué considerás que existe esta nueva moralidad disfrazada en tiempos de deconstrucciones por todos lados?

Es una pregunta que me llevó a sacar otro libro que recién salió, titulado “Género y política, en tiempos de globalismo”, de modo que no puedo resumirla con mucha facilidad porque traté de responderla ahí, y da para mucho, por la excesiva complejidad del tema. Pero podría señalar, en coincidencia con lo que llamás “nuevas moralidades” que, justamente, hay un clima de época que lleva a desarrollar cierta ilusión colectiva de cambiar el mundo mediante mecanismos que, muchas veces, son muy parecidos a los anteriores, pero con un maquillaje diferente.

Kohan dio hablando un ejemplo fenomenal al advertir que algunas luchas presuntamente emancipatorias de minorías raciales terminan funcionando como una nueva forma de señalar a esas minorías, en vez de integrarlas orgánicamente a la sociedad, sin necesidad de señalamientos o etiquetas. Lo que pasa con la comunidad afroamericana en Estados Unidos es elocuente en ese sentido.

¿Existen este tipo de cancelaciones en el mercado editorial y literario de Argentina?

No tengo duda de su existencia, pero como no escribo ficción no tengo ejemplos con nombre y apellido a mano. Podría agregar, sin embargo, que a veces las editoriales, al igual que algunos medios y, lamentablemente al igual que los políticos, prestan demasiada atención a las redes sociales y puede pasar que un buen autor condenado por un grupo de influencers de red social caiga bajo algún tipo de proscripción porque la editorial considera que editarlo no va a ser negocio.

A mi modo ver de ver, esto es muy negativo porque el valor artístico de una obra queda en segundo plano. Es posible que esta ola cancelatoria nos esté privando de muy buenos libros.