El envión con el que venía Newell's se cortó en seco. Aquella derrota contra Racing por 4 a 0 de local fue un verdadero golpe del que no se pudo recuperar y que lo hizo entrar en un túnel de malaria. El pico fue el clásico perdido, por lo que ahora debería rebotar. Sin embargo, el riesgo de mantener la mala racha existe si no cambia rápido el chip. 

Las primeras cuatro fechas fueron un diez para el quipo de Mauricio Larriera: buen juego, equipo aceitado y todas victorias lo que lo dejaba puntero de la zona. Así llegó al partido de local frente a Racing que terminó en debacle pero debería mirarse con lupa: la diferencia de cuatro goles fue mentirosa y pese a esto el equipo tuvo buenos momentos en ataque. 

Con Estudiantes pasó algo similar. La expulsión tempranera de Ever Banega modificó los planes, pero así y todo el equipo logró mantenerse. El gol de la derrota fue producto del empuje de Estudiantes, una le iba a quedar. Tuvo buenos momentos pese a la diferencia de cantidad de jugadores. 

Por eso había un gusto agridulce: aún en la derrota el equipo demostraba cosas distintas a por ejemplo lo que sucedía con Gabriel Heinze. En el clásico sucedió algo similar, mereció más, pero en el mano a mano contra Central no hay excusa, se gana o se pierde.

Ahora deberá reponerse porque queda mucho para el objetivo inicial que es pasar a la siguiente ronda de la Copa de la Liga. Falta la mitad de la etapa regular y deberá sacudirse rápidamente la mala racha de los últimos tres partidos y convencerse de que el equipo es el de los primeros cuatro.