En medio de la pandemia e impulsado por el entusiasmo que le generó a Novak Djokovic el retroceso de los contagios en Serbia y en algunos de los países que baña el mar Adriático, el número uno del mundo organizó una gira con varias estrellas del tenis, que literalmente terminó siendo un desastre. Tras dos fines de semana de competencia con público, sin distanciamiento social y sin restricción de contacto entre los jugadores, el escándalo estalló cuando por efecto dominó se confirmaron ocho casos directos de Covid-19.

Entre lo infectados está el mismísimo organizador de los encuentros, por lo que Nole en cuestión de horas pasó a ser de entusiasta anfitrión a villano de la película.

Apenas los tenistas que participaban del torneo pusieron un pie en Serbia, sin tener que respetar ningún tipo de protocolo o medida sanitaria, la mirada del mundo se posó en un torneo que se jugaba como en la vieja normalidad. Cuando los resultados de coronavirus empezaron a dar positivo Djokovic quedó en el ojo de la tormenta y como “el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”, sus declaraciones antivacunas y anticuarentena empezaron a retumbar en el universo del deporte blanco y el escándalo ya no tuvo retorno.

Novak defiende a ultranza la postura de llevar adelante una vida sana a través de la medicina holística- que recurre a métodos naturales como la homeopatía- el poder de la meditación, ayuno y veganismo.  Hasta unos días antes de que se desatara la polémica, el serbio había tenido una participación muy activa en las redes sociales en las que expresó que no creía en la vacunación, ni en la cuarentena y que no quería ser obligado a tener que hacerlo para poder viajar y participar del circuito.

La concentración y el poder de la energía son otras de las cuestiones en las que Djokovic enfoca su creencia, por lo que hace menos de un mes realizó un  Instagram Live con el escritor japonés, Masaru Emoto, con el que habló sobre la teoría de la transmisión de las emociones a través del agua y el poder de la mente en transformarla de contaminada a potable con la ayuda de la oración.