"Pedimos a las autoridades que tomen medidas. No se puede seguir mirando para otro lado", dijo cuatro semanas atrás  el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, al oficiar una misa por las personas que murieron víctimas por la ola de violencia que azota a la ciudad.

Tras esos dichos, el viernes agrupaciones de vecinos organizados en la Red de Vecinales Rosarinas Unidas por la Seguridad se acercaron al Arzobispado de la ciudad, donde el prelado recibió una misiva, la misma que le presentaron al Intendente Pablo Javkin, al fiscal general del Ministerio Público de la Acusación (MPA) Jorge Baclini, al ministro Jorge Lagna, a la Comisión de Seguridad de la cámara de Diputados, donde solicitan que todos estos actores asuman el compromiso de sentarse a debatir un plan integral de seguridad.

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En comunicación con Ariel Bulsicco en Sí 98.9, el religioso admitió el problema social que enmarca a la inseguridad como fenómeno de abordajes múltiples, pero que hoy “se vive en la indefensión, en un clima de violencia e intimidación permanente con pérdidas de vidas humanas por las balaceras o los crímenes por encargo, donde muchas veces caen inocentes”.

En esta oportunidad volvió a reclamar al sector político que “tome cartas en el asunto porque ya nadie puede hacerse el distraído en este tipo de cosas” porque cuanto más se lo deje avanzar a esto, “mucho más difícil va a ser erradicarlo”.

Martín recordó que en 2020, tras su carta de Cuaresma, donde puso en evidencia la situación social que se vive en los barrios de la periferia rosarina, y a raíz de esa manifestación junto con otros sacerdotes, mantuvieron una reunión virtual con el gobernador Omar Perotti y el intendente Pablo Javkin, pero lamentó que hasta el momento, un año y medio después, “todavía no halan llegado las respuestas”.

Además y según su análisis, la situación de violencia que vive la ciudad de Rosario es de mucho tiempo y que “se lo dejó ir lo que fomentó una especial de cultura de la violencia, más la situación de pobreza y exclusión que lleva en muchas ocasiones a los jóvenes a llevar este tipo de vida, como es el mundo de la droga que tanto daño causa”.

Más allá de esta situación puntual, el representante de la Iglesia, reconoció que existe un trabajo del Estado en estos territorios, sobre todo en el tema de la alimentación lo cual “genera cierta tranquilidad” para que la situación “no sea peor aún, y en diciembre un mes difícil, donde las dificultades suelen estar a flor de piel, situación que si se desmadrara generaría mucho daño”, explicó.   

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