El Concejo Municipal comenzó a debatir - otra vez - la modificación de la ordenanza N° 7218 de espectáculos públicos, que regula la nocturnidad de la ciudad, vigente desde hace 21 años. Rosarioplus.com buscó conocer la mirada de las personas que trabajan en el control de la noche, conocedores de los conflictos y los usos y costumbres locales, y su opinión sobre esta ordenanza bajo la cual ejecutan su labor.

Leonardo es inspector de calle desde hace años. Para preservar su integridad laboral prefirió no dar su verdadero nombre. El hombre ofreció un panorama sobre las dificultades que genera el hecho de contar con una normativa obsoleta: la noche rosarina de 2022 no es la misma que la de 2001, cuando se sancionó la ordenanza vigente. Pero además rigen en Rosario varias ordenanzas simultáneas a la puesta en cuestión y decretos que no van en sintonía, como uno provincial sobre el límite de horario para los bailables, la ordenanza de bares de 1964 y la de ruidos molestos de 1963 y 1972. Leonardo también sentó su postura sobre el trabajo en ciernes de las y los concejales sobre la nocturnidad: “Creo que el Concejo debería tomar contacto con los que trabajamos en la calle, es decir, con inspectores y coordinadores. No es lo mismo ver las actas desde el escritorio que caminar la noche”.

Según su punto de vista, las y los ediles de la Comisión de Gobierno que hace dos semanas están debatiendo la nocturnidad “deberían derogar normas vetustas y acotar el compendio normativo con el objeto de lograr una ciudad que respete los derechos y se ajuste a las necesidades de todos”. Es decir, la necesidad de vecinos, comerciantes, espacios culturales, jóvenes, consumidores y emprendedores en general. Aseguró que pudo seguir por Youtube la presentación de los proyectos en la primera reunión, y según su mirada “no están ajustados a la realidad de comerciantes, vecinos y consumidores de la noche”.  

Los inspectores e inspectoras municipales son unos 700 en toda la Secretaría de Control y Convivencia. Los inspectores que se abocan cada fin de semana a la nocturnidad tienen que hacer cumplir normativas de los años 1964, 1972, y la mencionada N°7218, de 2001, a la que se sumaron “muchísimas modificatorias”. Además, existen todavía "un montón de normativas pandémicas vigentes, porque por DNU no hay endemia". El área ejecuta, en total, más de tres mil normativas. "Y uno detecta que hay normativas que quedaron obsoletas, vetustas, fuera de la demanda social real, como la prohibición de bailar (ver apartado)”. Leonardo es contundente: un inspector "no puede tener tres mil normativas en la cabeza, hay que unificarlas".

De cada una de esas miles de normas se desprenden fisuras. Y ahí entran los dueños de boliches, que a veces saben más que los inspectores. "Cuando salió la normativa de bar cultural (ver más adelante) los bolicheros salieron enojadísimos porque a ellos les tarda un año en dar una habilitación de bar con amenización y números en vivo, y los bares tienen casi el mismo público asistente pero diferentes exigencias normativas y tributarias. El tema boliche es complejo, porque no se estuvieron habilitando confiterías bailables en la ciudad en estos últimos años, pero los adolescentes quieren ir a bailar igual, entonces se van a los pueblos ó hacen fiestas clandestinas”. El panorama que plantea Leonardo, cabe señalar, se acentúo con la pandemia.

Leonardo sostuvo que cada normativa salió en un momento determinado, en el que era necesaria. "Hoy, las normativas no están aggiornadas a la demanda y la necesidad del ciudadano”, subrayó el agente. Entre los proyectos que se debatirán se retoma el acordado en 2019, que había naufragado, y planteaba un protocolo que garantice a los lugares como libres de violencia de género y de discriminación con un sticker en el ingreso. Un asunto que se retomará o no entre las posibilidades de una nueva norma.

Por favor, que nos dejen bailaaar

Si existe alguna duda sobre que la normativa de nocturnidad es obsoleta, cabe recordar que, según dictan las reglas, y aunque parezca irreal, en casi ningún predio de la noche rosarina está permitido bailar. “Hoy vas a un bar con música y luces, y la gente baila. Eso es tergiversación de rubro, una falta gravísima por la que el juez le hace una clausura como sanción. Vamos en contra de las necesidades de los chicas y chicos que quieren pasarla bien, pero eso dice la norma”, destacó el agente. 

La norma en discusión (7218) divide en los sectores bailables –discoteca, cantina, salón de fiestas- y los no bailables, con distintos horarios de apertura y cierre, y distinta capacidad de personas permitida por metro cuadrado. Aparte están las peñas y milongas, donde se baila. En la noche rosarina, sobran las peñas y milongas habilitadas que no son tal, lo mismo que las cantinas que en realidad son confiterías bailables.

El agente de la Secretaría de Control y Convivencia recordó que además en 2014 salió el decreto municipal N° 2474 de bares culturales que permite que en estos haya show en vivo, lo que se presta a confusión porque el público -obviamente- quiere bailar. El permiso de bares culturales lo da la Secretaría de Cultura. Para conseguirlo, hay que presentar una cartilla de shows y de actividades.

En esta obsolescencia, están también las normas de la época de la última dictadura militar. Un ejemplo es la obligatoriedad de la visibilidad desde el exterior, que fue pensado “porque el Estado quería que se viera desde fuera quiénes estaban adentro”. Más vetusto que un Estado desaparecedor, imposible. Y según indicó el agente, “ese artículo se utiliza para detectar si en los bares están bailando y hacer efectiva la norma con una conducta presuntamente constitutiva de infracción que después el juez aplicara sanción”.

Según el agente de la Secretaría de Control, el hecho de bailar en los bares no es el problema, “pero los inspectores en la calle, que ven que en bares con amenización se baila, es un problema, porque debemos bregar el cumplimiento de la norma. Y la norma prohíbe que se baile en un bar. Esto hay que cambiarlo. Tener un gobierno abierto es que un ciudadano participe y demande que te aggiornes a esa demanda. La sociedad pide bailar en los bares. Ponele una normativa que los encuadre”.

Varios lugares figuran como peñas y son boliches, y no se habilitan como confiterías bailables que es el rubro que tiene más exigencias. "Los espacios culturales, por su parte, están todos fundidos porque no poseen fondos y hay poco respaldo del Estado. Solo quedaron los que son promovidos por partidos políticos. Los requisitos son muchos y no pueden cumplirlos. Tiene que ver con el factor ocupacional, a más afluencia de público es complejo cumplir un orden y seguridad”, apuntó el inspector.

Sobre la discusión de nocturnidad hoy

“Nos decepciona que para la creación de una ordenanza nunca nos convoquen. Si no se escucha cómo trabajamos, queda en un debate de intención solamente de interés político. Nosotros tenemos mucha experiencia y vemos cómo fue mutando la demanda de la sociedad y de los jóvenes. Debemos garantizar seguridad, salubridad e higiene. Y hay irregularidades que complican nuestro control, según cómo fue habilitado el lugar y cuánta gente está permitido", explicó el agente en torno al debate de la nocturnidad en la Comisión de Gobierno.

Las concejalas Susana Rueda y Fernanda Gigliani propusieron realizar audiencias públicas en torno al asunto, pero según la presidenta de esa comisión Caren Tepp precisaba a Rosarioplus.com al comienzo de este abordaje hace dos semanas, “primero queremos poner en la mesa cuáles son todos los proyectos de ordenanza de cada bloque y el consensuado en 2019, para luego escuchar a todos los sectores los aportes que puedan hacer a la discusión, que buscamos continúe hasta fin del ciclo de este año y retomar a comienzos del 2023”. 

Lo que se debate es la simplificación y unificación de rubros, que en la ordenanza 7218 son muchos y muy específicos. “Hay que unificar normativas claras en todo lo que es nocturnidad. Eliminar y derogar algunas ordenanzas. Veo que hay mucho copio y pego, y no se puede copiar lo mismo de hace 20 años, con excepciones y apéndices más laxos o rígidos. Que sea unificado y aplicable”, remarcó el inspector consultado.

También consideró que la documentación exigible debería estar en una oficina y que la nocturnidad se encargue de controlar "seguridad, salubridad e higiene”. Según su mirada, “son tantas normas y tan diversas que cada vez es más difícil conformar a vecinos de toda la ciudad, bolicheros y consumidores. Cuando cierran los bares, la zona es tierra de nadie. No hay buen transporte público ni policías que garanticen al consumidor volver a su casa. Hay cosas que hay que acotar en todo el compendio normativo, esperemos que decreten la endemia, que se empiecen a derogar normativas".

Según los agentes, las y los concejales deberían ir a cada lugar que funcione de noche en Rosario como ciudadanos comunes, “para entender el problema de falta de servicio de taxis, entrar y ver en cada lugar el incumplimiento del factor ocupacional”.

En torno a la sectorización de la nocturnidad, opinaron: “Los menores quieren ir a un boliche, que el rubro es discoteca y ya no hay en la ciudad, y terminan yendo a confiterías bailables de mayores, donde pasan con DNI de amigos o hermanos o se están yendo a Pueblo Esther, Funes, Pérez, San Lorenzo. Que se haga una zona de bailables estaría bueno, porque hay que ofrecer algo a los chicos. Hay que ver dónde, que se pueda disponer insonorización y disposición de los vecinos, que haya lugar para los autos y que haya vías rápidas”.

Y agregó: "En el centro ya no se puede saturar con nocturnidad, hay una sobrepoblación de edificios que hacen eventos en la terraza y cada fin de semana hay llamados de vecinos. La normativa de ruidos no habilita al exterior. Y a veces ni la música es el problema, es la gente hablando en la calle, y los vecinos denuncian eso”.  “Hay que educar en normas de convivencia ciudadana porque hay mucha intolerancia también desde los vecinos”, sostuvo.

Las negligencias en inspecciones

El inspector fue consultado en torno al asunto de las habilitaciones y la vista gorda, casos que terminan, como en 2016, cobrándose la vida del músico Adrián Rodríguez de Raras Bestias por un tablero de luz puenteado en el Café de la Flor. "Fue durísimo", resumió el inspector consultado. "Hubo negligencia del titular que puenteó el tablero, inobservancia del inspector, y una consecuencia fatal”, aunque aseguró que “los inspectores no somos tutores de los comerciantes. No pasó esto en otros lugares antes ni después”, pero a su vez reconoció que “hoy hay muchos que hacen esas mismas situaciones raras e irregulares. Hay lugares con cableríos o con la salida de emergencias obstruida. Cuando veo algo así, lo derivo a técnica. No aprenden sin sanción. Cromañón nos enseñó y se agudizaron los controles, pero es como todo, llega un momento que se relajan”.

El problema del dinero narco

Hace 20 años que Leonardo trabaja en la calle como inspector. En ese momento, la ciudad estaba llena de confiterías bailables. Ahora, el panorama cambió. “El vínculo con el alcohol y la droga era poco porque era muy caro. Mutó muchísimo y el enriquecimiento ilícito hizo que narcos hagan negocios legales de nocturnidad con ese dinero”.

Aseguró entonces: “Hay lugares que debemos contener, no podemos echarlos pero es complejo. Hay horarios de tiroteo, en pleno centro. Hay ambientes durísimos. Las bandas van tomando lugares. Los dueños nos piden que los echemos pero no podemos hacerlo. No se puede hacer nada, porque te ubican y te matan”.