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La demanda alimentaria en los centros barriales que la Municipalidad advirtió se debe entre otras cosas a la marcada caída en la actividad económica. Y en ese sentido, uno de los rubros más afectados es el de la construcción, fuente laboral fundamental en los barrios bajos. Se estima que desde el año pasado, en la provincia de Santa Fe unas 1600 personas perdieron su trabajo en el sector, hecho que colabora directamente en la generación de nuevos pobres.

“Se trabaja con el bolsillo de la clase media, en refacciones de vivienda o construcciones por Procrear. Todo eso hoy se frenó”, indicaron desde la Cámara Argentina de la Construcción. La afirmación intenta explicar por qué los proveedores de materiales perdieron un 30% de facturación en el último tiempo.   

La secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad, Laura Capilla, reveló que la demanda de ayuda alimentaria en los barrios aumentó un tercio en los últimos meses, fenómeno empujado por la aparición de nuevos pobres, o personas que antes resolvían sus necesidades básicas sin acudir a la asistencia estatal. "Muchos se acercan a los efectores municipales para averiguar posibilidades de trabajo, de algún emprendimiento, porque el ingreso que tenían se terminó, o porque lo que ganan ya no les alcanza", dijo la funcionaria municipal.

Desde otro ángulo, el empresario, ese rasgo se confirma. Franco Gagliardi, presidente de la delegación Rosario de la Cámara Argentina de la Construcción, señaló que la actividad informal de su sector hoy es prácticamente nula. Se refirió así a emprendimientos tales como el maestro mayor de obra o el oficial albañil que toma a su cargo la construcción de una vivienda, una refacción, trabajos de esa envergadura. Fue el segmento que hizo su agosto durante la primavera del plan Procrear. Y con eso se terminaron los jornales para peones de albañil, pintores, carpinteros de obra, yeseros y toda una vasta gama de oficios cuyos trabajadores reside en las zonas de incidencia de los centros barriales del municipio adonde se experimenta el crecimiento de la demanda por comida y empleo.

"La caída de la construcción fue a nivel país de un 12 por ciento interanual en mayo; pero en Santa Fe fue de entre 4 y 5 por ciento porque hubo menos incidencia de la obra pública nacional, que se frenó en otras provincias, y acá  la obra pública provincial tuvo continuidad, eso hizo que la actividad cayera menos que a nivel país", describió Gagliardo en alusión siempre al sector formal de la construcción.

Laura Capilla, desde el área social del municipio, había revelado lo que ahora el empresariado de la construcción confirma: "En los barrios, las changas informales son el medio de vida de mucha gente, y eso hoy cayó muchísimo. El joven que ayudaba al tío pintor ya no tiene m s esa changa, al albañil se le terminó la última obra y no volvieron a llamarlo. Esas situaciones hoy se repiten a diario. Por eso viene mucha gente a pedir trabajo, a preguntar por emprendimientos, la posibilidad de hacer algo", contó.

En Santa Fe la CAC manejó en los últimos años un nivel de empleabilidad de entre 35 mil y 33 mil trabajadores en blanco, y se tiene por cierto que desde el año pasado esa cifra se achicó en un 5 por ciento, entre 1600 y 2000 trabajadores desplazados del mercado laboral formal.

Como contexto, vale citar el último informe del Observatorio Laboral del Ministerio de Trabajo provincial que, en base a las altas y bajas de la Afip, concluye que en Santa Fe el empleo registrado cayó 0,3% por ciento en el segundo trimestre del año, es decir, 1700 trabajadores en blanco menos, dentro de un conjunto de global de 490.000 personas empleadas. La construcción representa el 7 por ciento del total de empleo registrado provincial, y en se período exhibió una tasa negativa de -6 %, equivalente a 2090 puestos menos en comparación con el segundo trimestre de 2015.

"En mayo y junio -reveló Gagliardo- la caída ha sido importante pero ya vemos cierto amesetamiento de la caída porque algunas obras nacionales se activaron", sopesó.

El titular de la CAC a nivel local comentó que la facturación en los corralones de materiales -los proveedores del rubro- cayó 30 por ciento, y ese es todo un indicador. "Hay obras públicas, como barrios de vivienda, que no arrancaron -expuso Gagliardo-. Se ven emprendimientos de desarrolladores inmobiliarios, pero a ritmo lento. Todos están esperando ver qué pasa, hay expectativa, pero mientras tanto, caída general. Las inversiones se frenaron. El síntoma son los corralones, porque abastecen a las empresas constructoras, pero también al sector informal, y eso hoy está parado, porque se mueve en relación directa con el bolsillo de la clase media".