La Vigil: un saqueo que empezó en dictadura y continuó en democracia
El sábado 25 de febrero se cumplieron 40 años de la intervención militar a la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, que intentó dejar trunco lo que es considerado uno de los proyectos de educación popular más importante de América Latina.
El sábado 25 de febrero se cumplieron 40 años de la intervención militar a la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, que intentó dejar trunco lo que es considerado uno de los proyectos de educación popular más importante de América Latina. Dueña de un amplio patrimonio que trascendía Rosario, vio durante los años de la Dictadura, pero también en democracia, como un saqueo sistemático la despojaba de todos sus bienes.
Hoy, con un presente de genuina reactivación institucional que honra el espíritu social e inclusivo de sus orígenes, desde la Vigil apuntan al colaboracionismo civil que fue necesario para el desguace que sufrió la institución. “Lo cierto es que la liquidación se dio más durante años de democracia que de dictadura”, detalla Roberto Frutos, actual tesorero de la institución, en diálogo con Rosarioplus.com. Hoy se espera un juicio que saben irá para largo, para ver si es posible la reparación del daño económico.
Historia del despojo
La organización social se inició en 1944 como la sección de una asociación vecinal y alcanzó un gran desarrollo entre las décadas del 60 y 70, logrando su autonomía, hasta que el 25 de febrero de 1977 la dictadura cívico-militar, que usurpaba el mando del país desde marzo del '76, intervino la institución para iniciar un lento desguace que perduraría aún en democracia.
En diálogo con Rosarioplus.com Natalia García, miembro de la actual comisión directiva, contó los detalles de lo que ella define como “un genocidio cultural que combinó crímenes de lesa humanidad, delitos económicos y el necesario colaboracionismo civil”.
Las actuaciones por parte del gobierno militar contra la mutual quedaron divididas en dos expedientes, uno por los crímenes de lesa humanidad y otro expediente en el que se detallan los delitos económicos. Fue el juez Marcelo Bailaque el que dio lugar a los reclamos por parte de la mutual y abrió una causa conexa por los delitos económicos, de otro modo serían delitos que ya habrían prescripto.
En este sentido García asegura que “no es posible entender lo que sucedió sino se comprende que estas acciones, delitos económicos y crímenes de lesa humanidad, fueron de la mano, con el objetivo, en este caso, de interrumpir el proyecto social y cultural que significó La Vigil”.
“Cuando realizan la intervención, el 25 de febrero de 1977, llegan con abogados, contadores, escribanos. Supuestamente con el fin de normalizar la institución. Meten presos a los miembros de la comisión directiva y a los meses empieza la liquidación”, detalla y agrega que “además con la comisión directiva presa, no queda nadie que vele por los intereses de la institución que empieza de este modo a ser desguazada”.
En ese entonces la Vigil contaba, además de la tradicional bliblioteca, con un complejo astronómico, una maternidad, talleres de carpintería y construcción, escuela secundaria y primaria, colonia, vivero, entre otras cosas ubicadas en distintas propiedades. Además ya tenían numerosas filiales en distintos puntos, no sólo de Rosario, sino del país.
“Una de las primeras propiedades que se liquida es un edificio en construcción que estaba en Salta y Dorrego, que iba a ser destinado a los ganadores de los departamentos de la rifa anual de la Vigil”, detalló Roberto Frutos, actual tesorero de la institución.
En la navidad de 1977 el propio Galtieri anunció la liberación a Augusto Duri y dos miembros más de la comisión directiva depuesta por la intervención advirtiéndoles que “es la última oportunidad que tienen de reintegrarse a la sociedad; la próxima… ni la vida tendrán!”. De este modo les toca ser testigos de una lenta sangría que va vendiendo los numerosos bienes de la institución.
Con el regreso de la democracia los ex dirigentes organizan una “comisión de recuperación” llevando a cabo variadas estrategias para detener lo que se venía haciendo, pero la liquidación continuó su camino haciéndose lentamente de las más de 60 propiedades que tenía la mutual al momento de su intervención. Una continuación del plan dictatorial en democracia que permite que incluso hasta muy entrados los años ’90 se sigan liquidando bienes. Este es el caso de las tierras vendidas a Paladini en Villa Gobernador Gálvez.
De regreso
El caso “adormecido” cobró una potente visibilidad la noche del 4 de junio de 2004. Bajo una gran pancarta que expresaba: “Creyeron que sólo quemaban libros, no pensaron que despertarían conciencias”, los asambleístas lograron convocar a 10.000 personas en un espectáculo que pedía el regreso de la Vigil. Es a partir de ahí que se empieza a discutir oficialmente la restitución de su edificio central en Alem y Gaboto, en manos de la Provincia. Pero los tiempos burocráticos fueron hostiles.
“En 2012 logramos restablecer la asamblea y en 2013 la Provincia dona el edificio”, recuerda García al tiempo que asegura que “fue fuerte bancarnos la figura de la donación, pero era la que permitía que arranquemos a funcionar en nuestra casa. Sino había que esperar muchos años más para que se desarrolle un juicio que al día de hoy está en etapa investigativa”.
En el años 2015 desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, señalaron a la Vigil como sitio de memoria y destacaron que “la preservación y señalización de los sitios de memoria expresa en el espacio público el compromiso del Estado democrático de dar a conocer y condenar estos crímenes, impulsar el juzgamiento de los responsables y hacer efectivo el reconocimiento de las víctimas y sus familiares”.
Hoy la Vigil sigue en pie y más viva que nunca, brindando talleres artísticos, apoyo escolar, ciclos de teatro y hasta asesoramiento jurídico, gratuito sus espacios se renuevan con las convicciones de siempre en tiempos más que necesarios.