La familia Altamirano se instaló a la vera del Paraná, a finales del siglo XIX, hace más de 120 años, para construir su futuro en base a la captura y comercialización de pescado. Con una pequeña vivienda, dio el puntapié inicial del barrio Los Pescadores, en la zona norte de la ciudad. Solo que el devenir de los años y el crecimiento de la ciudad englobó al caserío en lo que se conoce como La Florida.

Más de un siglo después, los descendientes de los primeros pobladores de la zona se encuentran en estado de alerta por un desalojo que podría poner en riesgo la situación habitacional de 150 familias del barrio.

"No podemos comprender cómo una jueza no consideró los años de historia y le otorgó la posesión a una persona que es ajena al barrio", indicó Cecilia, una de las vecinas en diálogo con RosarioPlus.com. A fines de octubre, la jueza Valeria Pedrana ordenó el desalojo de una histórica familia del barrio por una demanda que inició el supuesto nuevo propietario del terreno. Antes esta resolución, los vecinos, que no conocen al nuevo adjudicatario de la propiedad, presentaron una apelación para frenar el operativo. "El desalojo no es general, pero empiezan con una familia del barrio y después van a seguir con más personas", advirtió la mujer.

Aunque el barrio Los Pescadores tiene 127 años de historia, hace unas cuatro décadas que los vecinos vienen atravesando instancias judiciales para poder obtener la legitimidad de sus propiedades. "La titularidad de la tierra se fue pasando de mano a mano, primero era de Newell's Old Boys, después fue un banco y ahora pertenece a la constructora Nevada SA", indicó Cecilia, y continuó: "Cada diez años hacen una demanda para que no podamos cumplir el tiempo de usucapión para poder ganar el juicio de nuestras tierras. "Hace unos cuarentas años que se empezaron a reclamar las tierras. Ahora hay 150 familias en el barrio, son todas descendencias, no hay personas nuevas".

Respecto de los problemas estructurales del barrio, la joven comentó: "Es un barrio abandonado por el Estado, trajimos agua potable con un caño clandestino porque Aguas Santafesinas no llega hasta acá".

El barrio de pescadores, en alerta por un desalojo ante la presión inmobiliaria

Asimismo, Cecilia comentó que en verano, cuando la actividad comercial se incrementa, los operativos municipales en Rambla Catalunya y el ingreso al Balneario La Florida impiden el paso de personas por el barrio. "Cuando llega el verano empiezan los problemas, Control Urbano cierra la calle, pero en el invierno no se acuerdan que acá hay un barrio", apuntó. "La mitad del barrio vive del rubro del pescado y el resto tiene otras actividades, por ejemplo yo tengo un minimarket", señaló.

"Nunca hubo un acercamiento del Estado, vino una vez (el intendente, Pablo) Javkin, cuando falleció mi papá, pero no solucionó nada", concluyó Cecilia.

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