Desde las instituciones se promueve la adopción por encima de la compra de mascotas con la intención de reducir al máximo la cantidad de animales callejeros. Para cumplir con ello se lo puede incorporar a través de conocidos o, como se busca estimular, hacerlo a través de un sistema legal. En ese caso, vale saber cuáles son los requisitos para adoptar un perro en Rosario y dónde hacerlo.

En tanto, previo a saber el cómo, dónde y  cuándo, es importante tener claro por qué está la intención de adoptar un perro, además de establecer si están dadas las condiciones. Para ello es sustancial tener a mano ciertas premisas antes de la adopción. Ellas son: las ganas de tenerlo, el tiempo para dedicarle, el espacio necesario para una buena convivencia y calidad de vida, el conocimiento sobre sus necesidades, comportamiento y el vínculo humano-animal.

Caniles de PVC en el Centro de Adopción. Foto: Municipalidad de Rosario
Caniles de PVC en el Centro de Adopción. Foto: Municipalidad de Rosario

En ese entramado, uno de los ejes que trabaja el Instituto Municipal de Salud Animal (Imusa) es la adopción de animales de compañía provenientes, fundamentalmente, de situaciones de maltrato y rescates. Animales que estuvieron enfermos, accidentados en la vía pública, abandonados. También, los enviados por una orden judicial, bajo la intervención de la Policía Comunitaria. “Son todas situaciones donde también suelen intervenir los proteccionistas. Allí es donde nosotros entramos  con todo el equipo médico que trabaja en el rescate y luego en la recuperación de ese animal que puede ser algo complejo o simple, es muy subjetivo”, explica a RosarioPlus.com Daniel Rinaldi, actual director de esta entidad municipal.

Daniel Rinaldi, director del Imusa.
Daniel Rinaldi, director del Imusa.

Tras ello con el alta pertinente, el animal ingresa a un sector de cuidados progresivos y tras permanecer en los caniles de la sede central de Avenida Francia 1940 se lo ubica en el Centro de Adopción Animal Municipal (Caam), ubicado en calle Juan Pablo II 2250 Bis de la zona noroeste de la ciudad.  Predio de 8.000 metros cuadrados que fue inaugurado en 2019 al punto de un sinfín de reclamos de las asociaciones proteccionistas.  Con cinco naves (galpones), donde se distribuyen 150 caniles para alojar a los animales. Actualmente el instituto tiene una población animal para adopción de 105 perros con “una rotación importante y números constantes, similares desde 2019 a esta parte”.

Estos animales se publican en el álbum de Facebook de Imusa que se acompaña con un número de wassap donde se hace el primer contacto. Allí trabaja un operador que es el encargado de hacer la evaluación  y quien arma el circuito con el adoptante al que se le hacen algunas preguntas para luego llenar el formulario de adopción, donde se pregunta sobre la conformación de la familia, si se tiene otros animales y si estos están castrados y vacunados. Además,  qué haría en caso de irse de vacaciones y también las condiciones de la casa, si esta tiene alambrado o tapial, etc. Una serie de cuestiones que tiene que ver con la seguridad del animal y la familia.   

El ojo clínico de los proteccionistas y su mirada sobre las adopciones

Cintia Dimónaco es una reconocida rescatista de la ciudad y miembro de Protectora Rosarina. La referente asegura que a veces adoptar un perro se vuelve una peripecia ya que en Rosario hay un grave problema con la gran superpoblación de animales domésticos y realmente no hay adoptantes para tamaña oferta, y tampoco alcanzan las castraciones para esa cantidad de animales, reclamo histórico de las proteccionistas.

“Las ONG mayormente nos movemos por las redes sociales como primer paso para un rescate, lo mismo para una adopción. Excepto el grupo que, además de esta estrategia, se congrega  los sábados en San Martín y Córdoba, donde se trabaja una adopción presencial ya que los animales están allí. Igualmente, en todos los casos, para adoptar se llena un contrato donde se tienen los datos y, si bien no tiene un valor legal, lo que se busca es concientizar al adoptante de la responsabilidad que inquiere llevarse a ese animal”, expone Cintia.

Cintia con una perra rescatada
Cintia con una perra rescatada

Al igual que la vía oficial, generalmente se hace la publicación en las redes y se acompaña con un número de contacto. Cuando se contacta el interesado se llevan a cabo algunas preguntas, entre ellas para qué quiere el perro. “Por nuestra parte le contamos cuáles son las características del animal porque este puede no condecir con lo que se está buscando”, apunta la proteccionista.

En ese sentido advierte que “el animal no es una alarma para cuidarte la casa y tampoco es un juguete. Muchas proteccionistas no dan animales a familias con chicos pequeños, en mi caso si lo hago porque creo que es fundamental que un chico crezca rodeado del amor de una mascota”.

El tema de las adopciones,  vuelve a considerar Cintia, “es un problema”, y los animales viejos no están en el radar de los adoptantes. “La gente busca cachorros y si son chiquitos menor. Ni hablar cuando son de raza, ahí todo el mundo quiere adoptarlos y tiene lugar enseguida, que si fuese un mestizo, cambia radicalmente la mirada. Hoy los adoptantes buscan perros chiquitos y de raza, cosa muy difícil. Hoy que alguien quiera adoptar un viejo o mestizo es casi un milagro”, dice al final. 

Lo que hay que tener en cuenta 

  • Cachorros (40 días – 12 meses). En esta etapa, el perrito necesita de una asistencia especial para incorporar sus primeros aprendizajes. Debe comer cuatro veces al día y requiere un tiempo considerable de atención. Durante las primeras noches hay que estar pendiente de él ya que suelen llorar. Se recomienda paciencia para acompañar ese proceso de adaptación.
  • Perros jóvenes (1 año – 5 años). En este rango etario, el perro adquiere su tamaño definitivo y ya pasa a comer dos veces al día. También comienza a independizarse, concentrarse más en el aprendizaje y desarrollar su lado juguetón. Generalmente, cuenta con toda la vacunación necesaria y su correspondiente esterilización. Además, se encuentra en edad de ser bañado y realizar paseos fuera de casa.
  • Perros adultos (5 años – 9 años). Los especialistas dicen que quizás es esta la etapa más estable para llevar a cabo una adopción. Este tipo de compañero canino ya puede quedarse solo, suele acostumbrarse fácil a su nueva familia y encontrar rápido su lugar en el hogar.
  • Perros ancianos (10 años – 14 años). La oportunidad de formar parte de una familia a esta edad hace de estos perros seres bondadosos y tiernos. En esa etapa de su vida prevalece la tranquilidad y el sedentarismo.
  • Perros discapacitados. En estos casos suelen utilizar carros, como las sillas de rueda, y hay que tener cuidados muy especiales para no comprometer su salud. Puede compartir un hogar con otras mascotas pero siempre con una buena supervisión para que la adaptación sea satisfactoria.