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Una de cal y una de arena. Las políticas públicas para conservar y proteger el medio ambiente tendrán en 2017 un marcado claroscuro. Por un lado, el gobierno nacional designó un muy magro presupuesto para aplicar la Ley de Bosques, lo que repercutirá negativamente en las 1.853.791 hectáreas de bosque nativos que tiene Santa Fe, el 14% del total de su superficie.

Aunque por el otro lado, la Ley de Humedales, que lleva más de tres años trabada en el Congreso, tiene medio aval paralamentario. Este jueves, el Senado le dio media sanción al proyecto que establece presupuestos mínimos para la conservación, protección y uso racional de los humedales.El bosque deberá sortear Diputados y, de sancionarse, tendrá que ser reglamentada por el poder Ejecutivo, lo que demorará su puesta en vigencia.

Sergio Rinaldi, ecologista del Taller de Comunicación Ambiental, sostiene que en este primer año de gestión, el gobierno de Mauricio Macri construyó un “relato para la tribuna” que no se condice en nada con la realidad. "Dicen una cosa pero hacen otra. Se comprometieron a proteger los humedales pero traban la sanción de la ley", señala

Y agrega sobre el proyecto que ya cuenta con media sanción: “Es vital que la ley se convierta en realidad. Los humedales son los riñones de Santa Fe, de Argentina y del planeta”.   

-¿Qué se puede esperar para el año que viene en materia de política ambiental?

-Va ser un año complicado. Si a la Ley de Bosques le sacás el presupuesto asignado le estás dando un golpe de muerte.  Hecha la ley, hecha la trampa, podríamos decir. Las leyes necesitan un presupuesto y ese presupuesto es lo que permite que funcione todo lo demás, por ejemplo que las provincias puedan supervisar o controlar si se está o no se está desmontando. Santa Fe ni ninguna otra provincia va a tener los recursos necesario aplicar la ley como corresponde.

-¿Lo toman como un mensaje del gobierno?

-En mi opinión, es una señal clara y contundente que este gobierno tiene cierto desprecio por el medio ambiente, y eso que nos había sorprendido de arranque al darle la categoría de ministerio a la secretaría de Ambiente. La alegría duró muy poco porque pusieron a una persona que no está capacitada para conducir las riendas. El propio rabino Bergman dijo que lo íbamos a tener que ayudar porque no conocía del tema y meses atrás nos dijo que recemos para que en el verano no se incendien los bosques en el sur. Esto quiere decir que están haciendo gestos para la tribuna.

-Resulta difícil que el gobierno avance con proyectos que atenten contra el sector privado. ¿Este es otro escollo?

-Ya sabemos ideológicamente dónde está parado este gobierno. Se corre el riesgo de acuerdos con privados para avanzar con emprendimientos que afectan a nuestros ecosistemas. Algo de esto pasó con el proyecto de ley de humedales. Había sido trabajado durante 3 años en discusiones públicas con el aporte de académicos y especialistas. Se construyó una propuesta interesante. Lo que hicieron fue sacar a última hora otro proyecto para paralizar la discusión. Mandaron al cajón el proyecto cuando el presidente Macri se había comprometido a defender los humedales. No solo no presentaron nada, sino que sus soldados políticos intentaron a toda costa trabar el proyecto.

¿Quiénes pierden de sancionarse esta ley?

-Los humedales tienen el gran problema del avance inmobiliario como la proliferación de barrios privados, este sector empuja para que la ley no salga. Pero también están a merced de los grandes proyectos de obras. Muchos actores perderían negocios y rentabilidad.

-¿Qué pasa, por ejemplo, con los humedales de las islas?

-Años atrás, los humedales de las islas habían sido invadidos por el ganado que antes estaba en territorio firme y que fe desplazado por la soja. Esta situación se modificó en el último tiempo no por la acción del hombre sino por la naturaleza, por las grandes inundaciones. Por ejemplo, sé el caso de una firma holandesa que estaba trabajando con la agricultura y que esta había levantado silo, que tuvo enormes pérdidas por la crecida. Amagaron con retirarse del mercado pero ahora parece que se van a quedar porque se viene una época de sequía.

-¿Cuáles son los mayores peligros que acechan hoy a los humedales de Santa Fe?

-Las construcciones ilegales y los emprendimientos comerciales vinculados al negocio agropecuario, por decir solo dos.  Pero no hay que olvidarse de los grandes proyectos. El último y muy dañino fue el puente Rosario-Victoria y su enorme terraplén construido en los humedales. Sin una normativa, estos negocios pueden proliferar sin ningún control.

-¿Cuál es el papel de las provincias en esta problemática? ¿Qué hace Santa Fe para preservar su territorio?

-La provincia de Santa Fe ha tenido algunas actitudes interesantes para el tema de los bosques. Termino su radiografía, algo que solicitaba la ordenanza, y ahora presentó la Ley del Arbol, que es muy interesante. Se presentaron además proyectos para proteger los caudales de agua de los humedales como el Carcarañá y el Pavón. Pero en esta carrera entre la degradación ambiental y lo que nosotros podamos hacer para proteger siempre vamos atrás. Compite auto de Fórmula 1 contra un caballo. Todo lo que se hace parece poco pese a tener victorias importantes, como haber parado los proyectos de represa.

-¿Por qué es tan indispensable proteger los humedales?

-Los humedales tienen diversas formas. Las islas entrerrianas que tenemos enfrente son humedales, como también lo es la laguna Melincué. Los humedales del litoral son como los riñones para el hombre. Nos dan una mano ante las descomunales inundaciones como las que hemos tenido y como las que seguiremos teniendo porque el fenómeno del cambio climático llegó para quedarse. Los humedales son las esponjas que paran los golpes de las inundaciones, hay que protegerlos y cuidarlos.