El enfrentamiento a tiros entre dos grupos de motoqueros en la localidad bonaerense de Luján pareció un mal capítulo de Sons of Anarchy, la serie norteamericana que retrata las correrías de un grupo de forajidos criminales en dos ruedas, y puso en el ojo de la tormenta la violencia irracional de las bandas que se forman alrededor de la pasión por los rodados de alta gama. Pero no todos los amantes de las motocicletas son hombres rudos que usan la fuerza como lenguaje. Los hay quienes prefieren canalizar su pasión a través de acciones solidarias para, de algún modo, desmitificar ante los ojos de la sociedad a esos hombres en camperas de cuero al mando de una Harley Davidson.

Ese es el caso del Moto Club Rosario. Con 120 socios en sus 103 años de antigüedad desde su fundación en agosto de 1913, reniegan del término “motoqueros” y prefieren definirse como “coleccionistas de motos antiguas”. Conscientes de que, a partir de las películas norteamericanas que mostraban a forajidos que arrasaban con todo lo que se les cruzara a su paso, el prejuicio de la sociedad recaía sobre quienes amaban manejar una Harley, aseguran que trabajaron mucho para mostrar una cara completamente diferente. Por eso, organizan viajes solidarios a diferentes localidades del país llevando donaciones para los más postergados, y también hacen lo propio en su ciudad.

Para Luis Todesco, presidente del Club, “en otra época se relacionaba al amante de las motos con tipos violentos, más que nada por las películas yanquis, hizo que la gente piense que la moto es símbolo de violencia”, y teme que el episodio de Luján reflote ese prejuicio. En ese sentido, en diálogo con Rosarioplus.com asegura que “el motociclista es para hacer amigos, no para pelear”, resaltando el espíritu solidario y de camaradería entre los amantes de las dos ruedas.

Incluso, el episodio violento entre los “Hell’s Angels” y los “Tehuelches” sorprendió a Todesco, quien aseguró que, en más de 40 años arriba de la moto, “no he visto jamás bandas en moto armadas, enfrentamientos a tiros entre grupos”. “Esto es algo nuevo, quizás está empezando a pasar ahora, pero yo nunca, nunca he visto algo así”, insistió.

El Moto Club Rosario tiene su sede en calle Jujuy 1455. Allí, los 120 socios se juntan a cenar cada jueves, y planifican los viajes solidarios que, los domingos, los llevan a repartir donaciones a escuelas, hogares, o cualquier institución que lo requiera. Y lo piensan seguir haciendo, para dejar bien en claro que la pasión por las motocicletas nada tiene que ver con la violencia.