Marcelo Sain, que reapareció con fuerza esta semana en la escena pública, tras la asunción de Aníbal Fernández como ministro de Seguridad de la Nación, propuso discutir las condiciones de detención de líderes de las bandas narcocriminales como Esteban Lindor Alvarado y "Guille" Cantero, ambos presos en cárceles federales. "Seamos sinceros. No podemos tratarlos de la misma manera que a un chiquito que roba una verdulería con un cuchillo. Si el encierro es equivalente para unos y para otros, somos una sociedad medio estúpida. Tenemos que discutir esto y tienen que estar los organismos de derechos humanos dispuestos a debatirlo", planteó en diálogo con Radio Universidad de Rosario.

Hace pocas semanas, cuando se estaba por iniciar el juicio por las balaceras que se dieron en 2018 a jueces que habían juzgado a Los Monos y al Centro de Justicia Penal, se produjo un nuevo ataque al edificio judicial situado en Sarmiento y Rueda, en el macrocentro rosarino. Cuando Cantero realizó su presentación el juicio, dijo de sí mismo sobre su ocupación, que contrataba "sicarios para tirar tiros a los jueces". Y a días de esa frase, Fiscalía pidió allanar la celda de Guille Cantero en Marcos Paz: encontró un teléfono fijo en su celda, con una conexión clandestina.

Para sumar al contexto del que habla Saín, un testigo clave para la causa Alvarado fue asesinado a comienzos de septiembre, de varios balazos en el cráneo. Sus matadores habían ido a visitarlo dos veces antes del crimen, en días anteriores. Luego de consumado el asesinato, fueron detenidos y llevados a una audiencia imputativa, en la que se comprobó que una de las integrantes de la banda que ejecutó los disparos, es novia de un gatillero del clan Alvarado: lo visitaba en la cárcel de Piñero, desde donde se sospecha que se planificó el hecho.

La foto con Aníbal

Es en este marco que se dio la imagen esta semana de dos personajes con perfil alto, reunidos escritorio por medio, apenas asumido uno de ellos como integrante del nuevo gabinete presidencial. De un lado, Aníbal Fernández y del otro, Marcelo Fabián Sain. "Esa fue la foto con un compañero con el que trabajé muchos años, trabajamos juntos cuando se creó la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Él asumió como ministro, tiene una confianza particular conmigo y quería saber cuál era la problemática criminal en Santa Fe. Abordamos todos los temas, por supuesto que yo no fui -porque no lo soy- en calidad de enviado del Poder Ejecutivo provincial, tampoco del Ministerio Público de la Acusación. Me comentó algunas cosas que tenía en mente. Y muy rápidamente pueden ver las diferencias sobre el abordaje de la problemática rosarina. Pero eso lo dejo en manos del ministro, el querido compañero Lagna", dijo Sain.

El gobernador Omar Perotti, que viajó a Buenos Aires para acompañar la asunción de los nuevos ministros que nombró Alberto Fernández tras la derrota en las PASO, también se reunió en estas horas con el flamante titular de Seguridad, Aníbal Fernández. Ambos coincidieron en que "no se puede permitir impunidad" y el mandatario santafesino pidió más fuerzas federales en el territorio.

Este viernes, se realizaron numerosos allanamientos simultáneos de la PSA en Rosario, que terminaron a las ocho de la noche en el Aeropuerto de Fisherton, en la sede local de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, donde se exhibieron autos de alta gama que habían sido secuestrados a una banda criminal que operaba con el tráfico de cigarrillos y el lavado de activos, mediante comercios de ropa. El saldo sumó empresarios detenidos y varios millones de dólares que se encontraron en redadas sorpresa, en departamentos del centro rosarino.

Autos caros y millones de dólares 

Saín se refirió a esos operativos: "Es el cambio de tono, hay una firme decisión política del ministro de Seguridad de la Nación de trabajar en forma conjunta con las autoridades provinciales. Lo han apreciado en la conferencia de prensa que se dio anoche. Hubo una labor encomiable que llevó adelante la justicia federal rosarina, el doctor Vera Barros con la fiscal Saccone y la PSA, que a mi modo de entender cuenta con la Unidad de de Investigación en Criminalidad Compleja más desarrollada de Rosario, entre las fuerzas federales".

En su cuenta de Twitter, Saín publicó en la mañana del sábado que el establishment de la ciudad de Santa Fe, "teme por la investigación del crimen de Oldani". Pero, rápido de reflejos, en la entrevista radial esquivó la respuesta sobre si hay una próxima investigación que pueda explotar a la que le tema el establishment rosarino: "No ventilaría nunca investigaciones que están en curso, porque quiero que los delincuentes caigan presos. Y no los voy a avivar. Lo que sí te digo es que hay una gran economía marginal en Rosario, que atraviesa muchos negocios, legales e ilegales. No me cabe ninguna duda, ya tenemos elementos de sobra para sostener que todo el dinero que se produce de la ilegalidad del narcotráfico, va a parar a los grandes centros financieros, las inversiones inmobiliarias y a inversiones diversas en áreas de comercios relevantes, como distribuidoras de bebidas, empresas de logísticas y de transporte", advirtió.

Marcelo Sain, director del Organismo de Investigaciones del Ministerio Público Fiscal.
Marcelo Sain, director del Organismo de Investigaciones del Ministerio Público Fiscal.

El delito de cuello blanco

Enseguida, Saín se refirió al crimen de Carlos Argüelles -que integraba la banda de Alvarado, pero se arrepintió y brindó información a la Justicia- para explicar el fenómeno de cómo está compuesto hoy el mundillo del crimen: "¿Sabés qué pasa? Que terminamos viendo el mundo plebeyo del narcotráfico, los que matan y los que mueren. Y ese universo plebeyo es solamente una de las dimensiones del fenómeno. Entre los gatilleros que mataron al mecánico Argüelles, había quienes no habían terminado la escuela primaria o eran analfabetos. Estaban en una situación de despojo social total. Pero también en otras causas podés ver a algunos como el abogado Fernández Chemes, una persona con altas calificaciones en la Facultad de Derecho, bien posicionada económicamente, con relaciones sociales prestigiosas, vinculada políticamente. Ahí también está el que delinque". 

Saín continúa: "A veces no son las condiciones sociales las que explican esto, sino la cultura de la ilegalidad y un contexto institucional que nunca se ha dedicado a investigar el delito de cuello blanco, que está íntimamente ligado a la criminalidad más letal. La rentabilidad generada por los que se matan en la periferia por el narcotráfico va a parar a los centros financieros. Y una cosa tiene que ver con la otra. Hay que tener una visión más abarcativa del fenómeno. Es lo que he tratado de hacer cuando fui ministro, pero eso a veces duele al oído. Y duele a una sociedad que en gran medida tiene una tradición de esconder sus infracciones y sus agachadas debajo de la alfombra. Nuestro deber como órganos públicos es mostrar eso, revertirlo, ponerlo arriba de la mesa". 

Cárceles, policía y las deudas de la democracia 

En este marco, uno de los funcionarios con más experiencia y formación en las políticas de seguridad a nivel nacional, planteó: "Con los líderes de bandas criminales presos en cárceles federales y en cárceles provinciales, hoy pasa exactamente lo mismo. En Piñero hay pabellones literalmente controlados por las bandas criminales. Yo creo que hay varias deudas de la democracia. Una de ellas es el rol de las policías, porque tenemos policías de la década del '50, pensadas para desafíos completamente distintos a los que tenemos. En la democracia argentina esto no se ha querido discutir. Y en Santa Fe, no se ha querido discutir. El año pasado propusimos una reforma integral del sistema policial, en base a un diagnóstico público. Lo hemos debatido en el ámbito de las universidades, el rector de la UNR sirvió de anfitrión de ese debate. Y la Legislatura no discutió ni un sólo artículo de ese paquete normativo para empezar a repensar la seguridad pública".

Saín aseguró que otra deuda pendiente es de la democracia es la de discutir cómo funciona el sistema carcelario. "No puede ser que personas que están bajo la custodia del Estado, delincan con la protección de esa custodia. Lo digo llanamente: estos líderes criminales que operan desde las cárceles, tienen un riesgo menos encarcelados, que no lo tendrían en libertad, que es el de la vida. Porque en la competencia criminal, o en el enfrentamiento con el Estado, tienen un riesgo de perder la vida que en general no lo tienen dentro del presidio. Seamos sinceros. No podemos tratar el encierro de la misma manera para un chiquito que roba una verdulería con un cuchillo, que un líder como Alvarado o Guille Cantero. Si el encierro es equivalente para unos y para otros, somos una sociedad medio estúpida. Tenemos que discutir esto y tienen que estar los organismos de derechos humanos dispuestos a debatir esto. No digo privar de más libertades que no sea la de la libertad ambulatoria, sino generar condiciones para que estos líderes no ejerzan ese rol, haciendo matar y regenteando organizaciones criminales. Encima, con la voracidad de hacer altísima rentabilidad, porque tienen que pagar la corrupción que les permite seguir desarrollando esas actividades desde de la cárcel. Porque eso sale caro, eh! No es gratis. Lo vengo diciendo, pero parece que estos temas no son de interés político".