Desde la irrupción de dos desconocidos en la guardia del Hospital Provincial, este martes por la noche, con el desenlace del asesinato a sangre fría del policía Leoncio Bermúdez, la hipótesis del intento de matar a un preso internado ha perdido peso dentro de la investigación, y en cambio prevalece la suposición de que los delincuentes intentaron rescatar a ese convicto.

Así lo reveló esta mañana de miércoles la fiscal Gisela Paolicelli, a cargo de la investigación. La funcionaria del MPA aclaró que los dos delincuentes armados no acudieron a ninguna sala de internación, sino que fueron al encuentro del paciente Gabriel Lencina, quien esperaba sentado en la sala de guardia, escoltado por dos agentes del Servicio Penitenciario Provincial, quienes también aguardaban la orden de retornar a su vigilado a la Unidad Penal Nº 11, de Piñero, donde purga una condena a 22 años de prisión. 

Paolicelli relató que los intrusos ingresaron a la guardia y se enfrentaron en un forcejeo con los guardiacárceles. A uno de ellos le arrebataron el arma y le pegaron un culatazo en el rostro. “Me inclino por la teoría de que intentaron rescatar al detenido, porque lo tuvieron enfrente, pudieron haberle disparado y no lo hicieron”, observó la fiscal.

La fiscal cree que los homicidas fueron a rescatar al preso, no a matarlo

Agregó que Lencina –de 29 años y miembro de la gavilla de Hernán “Lichi” Romero, de Nuevo Alberdi– estaba a la espera de que le dieran el alta médica para retornar a prisión. Lo curioso, y que la fiscal deberá elucidar, era porqué Lencina y sus custodios estaban en la guardia con tanta antelación, ya que su egreso del hospital estaba previsto para este miércoles a las 12 del mediodía. 

Por lo tanto, Paolicelli reveló que investiga el desempeño de esos dos agentes penitenciarios, y de otros dos que en esos instantes arribaron al hospital con un móvil de traslado del SP. A todos estos les incautó sus teléfonos móviles.

La autoridad fiscal también hizo allanar el pabellón carcelario de Piñero, y así incautó varios teléfonos celulares.

Las fotos que siguen ilustran los impactos de bala –se escucharon unos 10 tiros en total– en la casilla policial de vigilancia apostada en la calle, en Zeballos al 400. Adentro estaba una de las hijas del subinspector Bermúdez, de 10 años de edad, quien sobrevivió a la balacera pero presenció el asesinato de su padre.