El fiscal José Luis Caterina imputó este martes en el Centro de Justicia Penal de Rosario a una mujer de 28 años, suboficial de la Unidad Regional II, y a su pareja, un joven de 22 años, por haber dispuesto el secuestro y tormentos en perjuicio de un muchacho a quien le habían prestado un dinero, y luego pretendieron cobrarle mucho más mediante extorsiones violentas.

La agente policial Nahir Arredondo, asignada a la comisaría 26ª de Villa Gobernador Gálvez, y su novio, Damián Sosa, quedaron en prisión preventiva hasta el 20 de febrero próximo, luego de que el juez Facundo Becerra hiciera lugar a la acusación fiscal: “usura extorsiva con habitualidad, lesiones leves, amenazas coactivas calificadas, privación ilegítima de la libertad agravada por el empleo de violencias y amenazas y suscripción extorsiva de documentos, en todos los casos en carácter de coautores, en concurso real con el delito de robo calificado por el empleo de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudo tenerse por acreditada en calidad de instigadores”, reza la imputación. 

Caterina le atribuyó a los imputados que, junto a otras dos personas aún no localizadas, prestaron dinero con intereses evidentemente desproporcionados, con una deuda efectivamente asumida por la víctima, exigiendo los pagos por medios de carácter extorsivo, mediando la sustracción de su teléfono celular, la privación ilegítima de su libertad con violencia, la suscripción extorsiva de documentos y las coacciones, como asimismo lesiones de carácter leve.

La víctima del chantaje es empleado en una carnicería villagalvense, donde la suboficial Arredondo cumplía vigilancia adicional. Ella le prestó el 9 de agosto pasado 300.000 pesos al empleado en calidad de préstamo. Para entregárselo, lo citó en su casa de Pueyrredón al 6100, de Rosario, donde también estaba Sosa, empleado de vigilancia privada. 

Le dieron el dinero y le dijeron que se los devolviera en octubre con un interés de cincuenta mil pesos ($50.000,00.). La víctima aceptó y se retiró con el dinero. Sin embargo, en el mes de septiembre la imputada comenzó a enviarle a la víctima mensajes donde le decían que ya no le debían $350.000,00 sino $900.000. 

La víctima rechazó el cambio de condiciones, por lo que la imputada comenzó a manifestarle intimidaciones. Días más tarde, volvió a escribirle a la víctima diciéndole que le bajaban el monto a pagar a $600.000. Finalmente, el domingo 15 de octubre, la víctima accedió al nuevo pacto. Arredondo volvió a citarlo en su casa, el hombre se negó y terminaron acordando encontrarse en San Martín y Lamadrid. 

El deudo de Arredondo fue nuevamente intimidado el martes 17 por whatsapp, y al día siguiente concurrió a un banco con el fin de tomar un préstamo y saldar así la deuda con la pareja usurera. Al salir del banco, lo abordó una pareja indicando que venían de parte de Arredondo y lo hicieron subir a un Renault Clío. Ya en el interior, transitaron con suma hostilidad hasta que la víctima les entregó $200.000.

Cebados, los chantajistas le espetaron que querían 4 millones de pesos, y uno lo amenazó con una pistola.

Le quitaron el teléfono móvil y lo emplazaron a quedarse en una casa de Villa Gobernador Gálvez, a pernoctar allí con ellos para ir a la mañana siguiente hasta un banco para retirar dinero.

Pero el hombre amedrentado desobedeció el chantaje y se dirigió a una comisaría a denunciar la situación mafiosa de la que era objeto.

Elementos secuestrados a la pareja de imputados. (foto ACP)
Elementos secuestrados a la pareja de imputados. (foto ACP)

Los usureros le cayeron en la casa al empleado de carnicería el jueves 19, y como este no los atendió, por la tarde llegaron acompañados de otros cuatro hombres en dos vehículos.

Al asomarse a la puerta, los delincuentes lo zamarrearon hasta la calle y lo subieron a golpes dentro de un auto. Lo llevaron a una vivienda desconocida, lo golpearon y lo atormentaron con un filoso cuchillo de monte para que acceda a darles más dinero.

Le hicieron llamar a conocidos para que pida dinero bajo amenaza, luego le sacaron información de esos contactos, y más tarde le hicieron firmar unos recibos por los que certificaba una deuda con ellos de hasta 10 millones de pesos.

La gavillo liberó a su rehén, pero al día siguiente, viernes 20, lo pasarían a buscar para recorrer bancos y mutuales hasta que se endeude con tal de obtener dinero y pagar lo exigido. Pero para entonces, la policía estaba avisada.

Al día siguiente a la mañana, cuando la suboficial de Policía y su novio pasaron a buscar al hombre en un Chevrolet Aveo, una comisión de la Agencia de Control Policial acabó por aprehenderlos.