Alguien empieza una noche mirando un partido de fútbol con amigos y la termina como el chivo expiatorio elegido por policías para involucrarlo con armas calientes y plantadas como responsable de las balaceras mafiosas con amenazas al gobernador Maximiliano Pullaro. Por exagerado que parezca, esto puede suceder en Rosario, y sucedió.

Tal es la trama que aflora luego de la detención este lunes de 5 oficiales de Policía de Santa Fe, que este miércoles el fiscal Franco Carbone imputará por haber plantado esas armas al protagonista de la historia, Alexis C.M., tres pistolas de alto calibre que resultaron ser las utilizadas en una serie de atentados a balazos desarrollada entre diciembre y enero. 

Alexis acudió la noche del 30 de enero al bar de Pellegrini y Paraguay para ver por televisión y con amigos el partido en el que Newell's derrotó 2 a 0 a Lanús por la segunda fecha de la Copa de la Liga. Gritó los goles de Brian Aguirre y de Juan Ignacio Ramírez y después, a festejar. Siguió con una vuelta hasta la zona del Monumento a la Bandera, en su pick up Toyota Hilux, acompañado por esos amigos. Quienes ahora son sus abogadas defensoras, Elma Zapata y Verónica León, narraron en Radio Dos que Alexis condujo ya pasada la medianoche hasta el complejo fonavi del Parque Oeste (Quinta Luciani) para dejar a sus amigos en casa. Y allí –sospechan las abogadas– asoma una razón por la que Alexis fue el elegido por policías para caerle encima e incriminarlo con el propósito de perjudicar a una organización criminal del barrio.

Es que el muchacho es amigo de otros identificado con una organización de narcomenudeo en esa barriada de zona oeste conocida como “Los Tripi”. La hipótesis que abonan las abogadas y el fiscal Carbone es que a través de Alexis los policías quisieron involucrar a Los Tripi en las balaceras a edificios públicos y amenazas al gobernador. 

¿Por qué razón? Acaso para perjudicar a esa gavilla en beneficio de otra rival con la que se disputa el control de ese territorio del barrio Villa Urquiza. 

Las letradas contaron entonces que el móvil policial –conocido por los vecinos por rondar habitualmente ese fonavi– abordó a Alexis cuando dejaba a sus amigos en el pasaje Acuña (Rouillón al 2100), un pasadizo entre las dos manzanas de monoblocks. Que procedieron entonces a requisarlo y a revisar la camioneta en presencia de una vecina como testigo. 

El fiscal Franco Carbone, a cargo de la investigación, y Pablo Covacich, subsecretario de Control del Ministerio de Seguridad.
El fiscal Franco Carbone, a cargo de la investigación, y Pablo Covacich, subsecretario de Control del Ministerio de Seguridad.

De allí, relató Zapata, hicieron conducir a Alexis C.M. acompañado por un efectivo policial con el pretexto de someterlo a un test de alcoholemia. El joven asumió que había bebido un poco y el test le daría positivo, por lo que quiso evitarlo. El objetivo de los policías era otro. 

Al llegar a 27 de Febrero y Teniente Agneta, la patrulla policial del Comando Radioeléctrico lo detuvo otra vez y en esa ocasión –sostuvieron Zapata y León– introdujeron en la camioneta de Alexis una bandolera con las tres armas y un cartel escrito con una amenaza contra las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) y una alusión a Pullaro, con la firma de “Los Tripi”. 

Alexis siempre insistió en que esas armas no estaban en su vehículo y que fueron los policías los que se la plantaron. 

Se trata de tres pistolas calibres 380, 9 mm y 40. Y coinciden con los proyectiles disparados en los siguientes atentados:

  • El 12 de diciembre, a dos días de asumido Pullaro y horas después de una requisa a presos de alto perfil en la Unidad Penitenciaria Nº 11, en Piñero, desconocidos abrieron fuego contra la sucursal del banco Macro de Ovidio Lagos y Saavedra. En el ataque dejaron una nota escrita con una amenaza de muerte a la familia del gobernador.
  • Un rato después, un ataque similar ocurrió contra los ventanales del Hospital Clemente Álvarez, en Vera Mujica y Pellegrini, y con un mensaje parecido. 
  • El 27 de diciembre hubo otra balacera consumada con una de las armas plantadas a Alexis, contra la comisaría 19ª.
  • El 20 de enero hubo un disparo anónimo contra la sede de la TOE, en Rouillón e Ituzaingó, con cartel amenazante y firma de Los Tripi, la banda que reside a metros de allí, en el fonavi.
  • El 22 de enero, balacera contra la estación de servicios de 27 de Febrero y Avellaneda, también con mensaje de amenaza al gobernador.

Alexis estuvo detenido bajo sospecha hasta el 7 de febrero, cuando sus abogadas lograron convencer al fiscal Carbone con la suma de evidencias que indicaban el trasfondo del asunto y la aparente inocencia de su cliente en este asunto.

Aseveraron que el muchacho trabaja con su padre en la construcción, y que debido a la disminución del trabajo en ese rubro, se encontraba por esos días en busca de comprar un automóvil para explotarlo como remisse. “Nuestro cliente nunca ocultó con quién estaba esa noche, porque es conocida su afición por el club Newell's y su participación en actividades que el club genera. De allí que conoce personas pero eso no lo incrimina en las cuestiones que puedan tener o no esas otras personas. Está más que claro que los policías lo eligieron para incriminarlo, no fue al azar”, enfatizaron.

La investigación de Carbone ahora se encamina a determinar cómo es que esas pistolas estaban en poder de los policías, y desde cuándo: ¿desde antes o después de que fueran utilizadas para cometer los atentados referidos?