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Era la pieza que faltaba encajar en la versión de un robo callejero como escena previa y desencadenante de la intervención policial que terminó con el fusilamiento de una pareja de jóvenes, el martes pasado, en el Parque Irigoyen. Por eso la Policía de Investigaciones buscó con fruición a la mujer que habría sido víctima del asalto previo y que aquella noche desapareció de la escena, seguramente espantada ante la profusión de disparos policiales, y jamás denunció nada.

Este lunes por la noche, el Ministerio de Seguridad anunció la aparición de esta mujer. Tiene 38 años y fue contactada por la PDI, que la rastreó durante todos estos días. Según esa versión, la mujer atendió el teléfono y finalmente admitió que ella había sido la víctima del intento de robo por parte de  la pareja que los policías abatieron.

La mujer, oriunda de Rosario, iba en bicicleta el martes pasado a las 22.50, según adelantaron fuentes policiales a Rosarioplus.com, cuando fue abordada por Maximiliano Rosasco y Jimena Gramajo en la esquina de Buenos Aires y 27 de Febrero.

Fue entonces cuando, en un operativo que resta esclarecer en la Fiscalía, dos policías hirieron con armas de fuego a la pareja, hiriéndolos de gravedad. Rosasco murió a la 1 en el Heca, como consecuencia de múltiples impactos en tórax, estómago, brazo derecho y pierna izquierda. Gramajo expiró a las 5, también en el mismo centro médico y como consecuencia de un tiro en el pecho.

Uno de los policías, Luciano Nocelli, resultó detenido y quedó en prisión preventiva, luego de que la imagen de una cámara de videovigilancia mostrara cómo le disparó a Rosasco cuando este ya se encontraba caído boca abajo e indefenso. El otro agente que participó del hecho quedó en libertad bajo reglas de conducta impuestas por la autoridad judicial.

Los policías contaron que estaban patrullando la zona cuando observaron un intento de arrebato. Dijeron que un muchacho se bajó de una moto, que intentó sustraerle algunas pertenencias a una chica que caminaba por la calle, que entonces dieron la voz de alto, que el muchacho se subió a la moto en la que lo esperaba una cómplice, que desenfundó un arma y disparó, y que entonces se produzco un "fuego cruzado" que terminó con los dos ocupantes del rodado malheridos.

Para la Fiscalía, las pruebas que se desprendieron de las cámaras y las autopsias fueron claves para acusar a los policías, que desmintieron su coartada del fuego cruzado, y así también lo entendió la jueza de primera instancia María Carrara.