La histórica victoria de Unidos para Cambiar Santa Fe superando el millón de votos no sólo consagró a Maximiliano Pullaro como gobernador sino que le dio un poder enorme con la mayoría en Diputados y en el Senado. Así, logró una capacidad para hacer reformas casi sin obstáculos y se aseguró tener una gobernabilidad ante una oposición nula y un peronismo derrotado.

Entre los tantos análisis, el que más resalta es el nuevo escenario en el Senado. La debacle del peronismo se materializó como nunca en la Cámara Alta que, con la victoria de Unidos, perdió la hegemonía después de 36 años y pasó de doce a sólo cinco senadores. Despoder, pero no tanto. 

Por empezar, se da vuelta la tortilla y ahora el radicalismo tendrá dos tercios de la Cámara, es decir, posibilidad de aprobar tratamientos especiales sin mediar con nadie. Sin embargo, desde el peronismo no creen que esta nueva conformación cambie la lógica con que se venía trabajando a base de consensos, sea quien sea la mayoría. 

No solo cambiaron las mayorías sino también la conducción de la burocracia y la política de la Cámara que ahora pasará a manos del radicalismo. Significa, ni más ni menos, que el manejo administrativo, institucional -con el nombramiento de los cargos más relevantes- y de recursos, además de ser el filtro para los proyectos que quieran entrar por Diputados.

A partir de este nuevo mapa político de Santa Fe se despertaron ciertas especulaciones de que podría servir de plataforma para avanzar sobre Armando Traferri, el senador que fue blindado por los fueros cuando se lo quiso imputar en la causa de juego ilegal y que acaba de ser reelecto por cuarta vez. Sobre todo esta versión tomó algo de color, luego de que el gobernador electo dijera que “La nueva composición va a cambiar las reglas del juego” y que no hay cobertura para nadie. 

Sin embargo, parece poco verosímil que el corporativismo deje de reinar. Algunos señalan que el presidente del bloque radical Felipe Michlig podría ser el garante para no agitar el avispero del cuerpo legislativo, donde el radicalismo y PJ, con el sanlorencino comandando el bloque, siempre trabajaron armoniosamente, al menos a partir de la gestión del Frente Progresista. 

De hecho, cuando en 2006 hubo un pedido de desafuero contra el senador radical de San Cristóbal ante el requerimiento del juez de Instrucción Aldo Precerutti, quien pretendía indagarlo en una causa que investiga supuestas irregularidades en la comuna de Ambrosetti durante la intendencia de Michlig en 1999, el propio Traferri fue un resorte.