El embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli logró imponer sus condiciones. Quién iba a decir que el malogrado candidato de la unidad peronista en 2015 resistiría hasta el presente. Su tenacidad es conocida, pero lo descuidaron. No lo vieron venir. El armado detrás del campeón de motonáutica está en Olivos, por más fintas que hagan el presidente Alberto Fernández, el ministro de Seguridad Aníbal Fernández -encargado de despegar al jefe del Ejecutivo de toda la
operación- el canciller Santiago Cafiero y la ministra de Desarrollo Social Victoria Tolosa Paz.

La candidatura del presidente a la reelección se llevó toda la atención mientras duró. Una vez renunciado a esa posibilidad, el kirchnerismo pensó que se despejaba el panorama para trabajar la unidad y empezó a crecer la posibilidad del candidato único y las figuras de Sergio Massa y Wado De Pedro. Si bien cuatro de cada diez votantes del peronismo responden “el que diga Cristina” cuando son consultados por sus preferencias electorales, la salida voluntaria del
centro de decisiones de la vicepresidenta dejó un hueco demasiado grande que, es evidente, no pudo llenar Máximo Kirchner cuando intentó cambiar reglas internas del juego para condicionar al albertismo latente a través de Scioli.

No son pocos los que señalan que la de Scioli y sus sponsors políticos es una victoria a lo Pirro, pero es cierto que le alcanzó para abrir una brecha enorme en el peronismo. Habrá que competir y correr el riesgo que Cristina y Massa estuvieron adelantando: La posibilidad de que ningún candidato de Unión por la Patria supere individualmente a Javier Milei. Un golpe psicológico en las primarias que sería difícil de revertir hacia las generales de octubre.

Esta semana, el tucumano Juan Manzur que fue excluido por la Corte Suprema de la posibilidad de ser el vicegobernador del triunfante Osvaldo Jaldo; relanzó su candidatura presidencial con un solo objetivo: Ser candidato a vicepresidente. Por eso, mientras pegaba los nuevos afiches, le avisó a De Pedro que tuvo una propuesta de Scioli para acompañarlo en la fórmula pero que está dispuesto a escuchar ofertas.

Hasta el momento el oficialismo se entretenía con las descarnadas disputas entre Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri sosteniendo a Patricia Bullrich. Ahora la preocupación es cómo mantener una interna que no debilite una vez que se pongan los nombres propios a las candidaturas, antes de la medianoche del sábado.