Lo que parecía ser una sesión más este jueves en el Concejo Municipal, quedó atravesada por un planteo de la concejala Fernanda Gigliani, quien cuestionó el funcionamiento parlamentario y reconoció un deterioro en el nivel de debate durante los últimos años. En ese sentido, apuntó al Frente Progresista como la fuerza política que mantuvo "frizado" al Concejo como órgano contralor.

La recaratulización de un expediente durante la última sesión fue la gota que rebalsó la paciencia de la referente de Iniciativa Popular, quien se desempeña como concejala desde el año 2011 y reconoce que el Palacio Vasallo no se encuentra a la altura para la resolución de los problemas que afectan a los rosarinos.

Este jueves la atención estaba centralizada en la discusión por el aumento de tarifas de taxis, pero por un momento dejó de ser prioridad cuando Gigliani visibilizó su malestar ante la demora para sacar un expediente que se encuentra frenado desde el 2 de septiembre de 2021.

“Hablamos del aumento de la violencia, de la contención de los pibes, de sacarlos de las calles, de contener a los clubes de barrio, y no podemos sacar desde el 2 de septiembre un decreto estúpido para que la Municipalidad haga un convenio como hace con un montón de clubes para llevar a los profesores”, manifestó en diálogo con Rosarioplus.com.

Desde su punto de vista, no se trata de un caso aislado o de un hecho puntual, y es que reconoció que es algo recurrente en la comisión de Obras Públicas (de la cual es integrante) donde los expedientes no se aprueban y terminan en caducidad.

“Hicimos la sesiones cada quince días para darle más cuerpo a esas sesiones, hay temas que son complejos, pero las últimas sesiones del Concejo prácticamente no tienen contenido. Todo te lo mandan a factibilidad, como si el Concejo fuese el concejo de la factibilidad”, explicó. Derivar un proyecto a factibilidad implica que el ejecutivo haga un estudio para ver si corresponde hacer lo que el Concejo le está pidiendo.

En ese sentido, Gigliani agregó: “El Concejo ahora no puede decidir nada, no puede pedirle al intendente que arregle una columna que está por caerse ¿Cómo va a ser una factibilidad que el intendente haga un bacheo o arregle una columna que se está por caer sobre una casa? ¿Hay que hacer un estudio para saber si se puede arreglar un bache?”.

Para la referente de Iniciativa Popular, si bien pueden existir limitaciones para determinados temas, lo que sucede en el Palacio Vasallo puede ser determinante para cuestiones cotidianas de los rosarinos. Por caso, citó el aporte del Concejo para el avance en el caso Fibraca, referido al pago de coimas a concejales para beneficio de esa empresa concesionaria de servicios y espacios públicos, durante la gestión de Héctor Cavallero.

Consultada por este medio sobre un eventual deterioro en el nivel de debate, consideró: “Ni hablar, desde ya. Pasé por varias composiciones y la verdad que el nivel de debate en el Concejo está cada vez peor, el contenido de las normativas que generan los concejales bajó, por lo tanto baja el nivel de discusión política, eso lo puede ver cualquiera”

A la hora de fundar los motivos que expliquen la erosión en el debate político, Gigliani descartó que tenga que ver con alguna modificación en el funcionamiento, sino que tiene que ver con una mala praxis y demoras para la resolución.

“Esto tiene que ver con que el Frente Progresista siempre creyó que cuanto más frizado esté el Concejo, mejor. Cuánto más frizado esté el órgano de control, mejor. Entonces, también el oficialismo tiene un rol importante en esto. Por ejemplo, hay una ordenanza de 2016 para modificar el control económico y financiero de inversiones, recién ahora se está empezando a discutir. Mucho de los bloques que se quejan de la ordenanza actual, pero ¿qué hicieron hasta ahora?”, deslizó.

Por último, y teniendo en cuenta las complejidades que atraviesa la ciudad en temas de inseguridad y pobreza, Gigliani concluyó: “Yo creo que el Concejo tiene que retomar la agenda de la gente, de los problemas que tienen los rosarinos y de aquello que forma parte de nuestra competencia. Porque a veces nos dedicamos a discutir cosas que están por fuera de nuestra órbita, no podemos dejar lo central, hay cada vez menos margen para discutir lo que tenemos que discutir”.