El peronismo santafesino finalmente se dio de trompa, en una colisión que se veía venir pero nunca pudo esquivar. La debacle a manos del radicalismo que le ganó por 30 puntos lo posiciona en un lugar incierto, sin rumbo aparente en lo próximo y con el enorme desafío de, luego de deglutir el momento, reconstruirse.

El recuento puede ser letal. Perdió la gobernación, la mayoría histórica del Senado, no ganó la Cámara de Diputados donde tendrá diez bancas de 50, ni tampoco las ciudades de Rosario, Villa Gobernador Gálvez y Santa Fe. Ni Rafaela, bastión del gobernador Omar Perotti. 

La situación no es sólo la derrota porque, como se dice, en la política se gana y se pierde. La cuestión es analizar en primera instancia por qué se llegó a eso y luego ver cómo se juntan los pedacitos para reconstruir. 

Todo viene torcido desde hace tiempo, incluso desde que el gobernador empezó su gestión. Las diferentes tribus peronistas siempre tuvieron diferencias y quedó en evidencia que aquella unidad de 2019 fue solo electoral. De hecho, logró acceder al poder después de doce años y en sólo cuatro lo dilapidó. Algo en la estructura falló.

Los cierres de listas de candidatos, con Marcelo Lewandowski acordando con Perotti media hora antes del límite también fue una señal. Enfrente Maximiliano Pullaro hacía un año que estaba de campaña. Y justamente la campaña del peronismo fue totalmente descoordinada, solo por momentos hubo algo de cohesión. Lewandowski criticó que no tuvo apoyo ni provincial ni nacional. Así, difícil.

Ahora bien, ¿Cómo se reconstruye? ¿Quién da el paso al frente en semejante escenario arrasado? ¿Cómo posicionarse como opositor en un paño tan hostil ante un Unidos que se empoderó en todos los espacios de poder? 

El propio Lewandowski se apuró y mientras reconocía la derrota en el búnker avisó que será el opositor. “Los santafesinos decidieron ponernos en el lugar de opositores y asumiremos ese rol a cargo de esa posición”, dijo. Perotti, que perdió en Diputados, conservará un bloque de seis legisladores puros. Pero seguramente hará fuerza como opositor, a su estilo, sin conducir, como no lo hizo en estos años. Con la tierra pelada, hay todo por hacer.