POR GONZALO RUIZ TOVAR*  

El Congreso del Perú tendrá desde este lunes una última semana de oportunidades para anticipar las elecciones a este año, en medio del clamor popular en esa vía y de una ola de protestas que acumula ya 60 muertos.

“Todo dependerá de lo que decidan las bancadas”, anticipó el presidente del Congreso, José Williams, después de que el período de legislatura, que debía terminar el viernes pasado, fuera ampliado hasta el próximo para ver otros temas pendientes.

En ese tiempo adicional, se podrán introducir propuestas. Y el secretario general del partido de centroderecha Alianza Para el Progreso (APP), Luis Valdez, anticipó que sus 14 congresistas votarán a favor de que se reexamine el tema electoral.

“Vemos que es posible, por el sentido de urgencia, estar de acuerdo con que se vuelva a debatir el tema del adelanto ”, señaló por su parte el portavoz parlamentario del ex partido oficialista Perú Libre (PL), Flavio Cruz.

Si las firmas de APP y PL se suman a las de Fuerza Popular (FP, derecha), Podemos Perú y Somos Perú (centroderecha) y Cambio Democrático y Perú Democrático (izquierda), es probable que se alcancen las 66 para reinstalar el debate. Otro partido de centroderecha, Acción Popular, prometió también estudiar la situación.

La semana pasada se reunieron las 66 firmas, por lo que todo estaba listo para reexaminar el asunto, pero a última hora la bancada del destituido y encarcelado ex presidente Pedro Castillo, Bloque Magisterial, retiró sus 10 rúbricas, al parecer porque su gran objetivo es la renuncia de la presidenta Dina Boluarte.

Para analistas queda claro, sin embargo, que el hecho de que se retome el debate esta semana no implica necesariamente que las elecciones se celebren este año, pues hay muchas voces en contra dentro de los legisladores.

“Son unos hipócritas que dicen que sí y después que no”, comentó la analista liberal Rosa María Palacios sobre las varias veces en que parlamentarios que piden que las elecciones se hagan lo más pronto posible al final niegan su voto.

Si las elecciones en 2023 no se aprueban la semana que viene, ya será imposible realizarlas este año, porque es necesario validarlas en dos distintas legislaturas. Para poder organizar todo y que los plazos calcen, se requeriría que se apruebe en esta legislatura y se ratifique en la siguiente, que arranca en marzo.

Según diversas encuestas, más de 70% de peruanos quieren unas elecciones a la brevedad posible, para deshacerse de un Ejecutivo y un Legislativo que, según se considera extendidamente, tienen entrampado al país.

Las protestas que comenzaron tras la destitución de Castillo y su reemplazo por Boluarte, el 7 de diciembre, y que el sábado se cobraron la vida de un cuadragésimo octavo civil alcanzado por proyectiles de las Fuerzas Armadas, tienen como puntos centrales las prontas elecciones anticipadas y la renuncia de la actual mandataria.

Este último punto no solo tiene que ver con la represión y los incidentes, que han dejado además un policía incinerado y 11 personas fallecidas por causas colaterales, sino porque a esta altura la salida de Boluarte es la receta directa para que las urnas se abran en este 2023.

Por Constitución, si Boluarte renunciara o saliera del poder por otra causa, a Williams le correspondería asumir interinamente la jefatura del Estado, pero él sí estaría obligado a convocar elecciones inmediatas, es decir, en aproximadamente seis meses, que es lo que se necesita, según los entes encargados.

La actual mandataria, por ser originalmente vicepresidenta, sí está habilitada constitucionalmente para seguir hasta 2026, cuando termina el período original, e incluso pretendió hacerlo en un primer momento, aunque la fuerte reacción popular la obligó a cambiar de postura.

Ahora Boluarte dice defender el anticipo de los comicios, y no para 2024, como pretende el Congreso, sino para octubre de este año. Sin embargo, el proyecto presentado por el Ejecutivo fue derrotado, como lo fueron otros presentados por diversos legisladores.

FP, de la líder opositora Keiko Fujimori, es el que más mueve la idea de que las elecciones sean este año. Sus adversarios y analistas se niegan sin embargo a ver altruismo en la jugada: para ellos, es claro que al fujimorismo, que tiene experiencia y bases, le conviene una campaña corta ante rivales poco preparados.

A FP no lo acompañan esta vez sus socios de la derecha dura, Renovación Popular (RP) y Avanza País, que se mueven en otra postura: “Ni en 2023, ni en 2024, ni en 2025. La Constitución dice que las próximas elecciones sean en 2026 y no se puede ceder ante las turbas”, dijo el ultraconservador Jorge Montoya.

RP y parte de Avanza País sostienen que, en caso de elecciones anticipadas, deben ser solo para el Ejecutivo. Para constitucionalistas, aunque la Carta no lo especifique es política y jurídicamente obvio que no se podría elegir un mandatario con un Congreso ajeno.

La ahora atomizada izquierda, que de dos se convirtió en cinco bloques, también ha votado en contra de elecciones en 2023 con la postura de que deben ir acompañadas por un referéndum para una Asamblea Constituyente, algo rechazado por la contraparte y que por tanto ha sido previsiblemente derrotado.

Líderes socialistas como la ex congresista Indira Huilca no creen que lo de la Constituyente debiera ser una exigencia excluyente ahora. Diversos sectores opinan que casi todas las bancadas buscan pretextos para quedarse hasta 2026.

“Mínimo 70% de los congresistas quieren quedarse hasta el final”, asegura el parlamentario de centroderecha Carlos Anderson, quien sí quiere comicios anticipados. Colegas suyas como la centrista Susel Paredes y la centroderechista Digna Calle -quien renunció a la mesa directiva en protesta-, opinan en la misma vía.

Pero los analistas independientes prácticamente descartan que puedan sostenerse hasta el final una presidenta con casi 80% de desaprobación popular tras dos meses de funciones, y un Congreso rechazado por alrededor de 90%.

La lucha está instalada en las calles. “No me iré hasta que se largue la usurpadora Dina”, le dijo a Télam Paula, campesina del departamento de Puno que llegó a Lima para participar en las movilizaciones casi diarias. Decenas de voces repiten lo mismo en la céntrica plaza Dos de Mayo.

Boluarte insiste en que no renunciará y en que quienes la quieren fuera son un pequeño grupo de “extremistas y violentistas”. Analistas creen que con la actual clase política las nuevas elecciones pueden traer otros resultados calamitosos, pero hacerlas podría ser el único camino para enfriar los ánimos.

(TELAM)