Mediante una resolución publicada en el Boletín Oficial, en el último día del 2020, el Gobierno autorizó un aumento en las cuotas de las empresas prestadoras de medicina privada. La suma alcanza el 7 por ciento y sería implementado a partir de febrero.

La autorización había sido elevada por el Ministerio de Salud, pero el desconcierto en el sector fue aún mayor ya que el porcentaje resultaba menor a lo anticipado por la cartera de Salud que supuestamente alcanzaría el 10 por ciento. 

Pero no todo quedó en estos términos ya que horas después, con otra norma publicada en el Boletín Oficial, se dejaba sin efecto el incremento por pedido del mismísimo presidente Alberto Fernández. Esto dejó a las empresas en jaque ante la crisis que enfrentan, agravada además por la quita de ayuda estatal para pagar los sueldos en la modalidad de ATP.

Según publica el portal Infobae este lunes, las firmas del sector de la medicina prepaga señalan que “no pasan” de enero si no se encuentra una solución a la caída de los ingresos y que puede haber faltante de prestaciones, inclusive de hisopados para detectar covid-19.

En Rosario, la situación es similar a Capital y Gran Buenos aires. Roberto Villavicencio, referente empresario del sector, aseguró que no peligra el servicio ni las prestaciones, pero que ante esta negativa del Gobierno, “están pensando en un recurso de amparo como medida”. 

“En todo el año un 10 por ciento de aumento no sería nada porque hemos tenido variaciones de otras prestaciones e insumos”, explicó. Y argumentó que el desfasaje de la cuota del sistema de seguridad social alcanzó un 54 por ciento, por lo tanto estos aumentos pequeños cubrirían parte de eso. 
Más allá de la situación financiera de su sector confirmó que están bien preparados ante un posible rebrote: “Ya hemos hecho una inversión importante para dar respuesta, hemos ampliado las camas y capacitado al personal”. 

A esta altura de la pandemia los trabajadores de la salud acumulan cansancio y denunciaron que tanto en el sector privado como público hay un faltante de recursos humanos. Villavicencio minimizó esta situación y dijo que el personal puede estar tensionado, pero no cansado y que el caso de sus efectores todo el personal tiene los pazos de descanso. 

“Depende mucho de las actividades que realizan. También en qué instituciones prestan servicio, y si es en la salud pública o privada. En nuestro caso el personal ha cumplido con todas las normas y en base a las mismas no puede cansarse pero sí puede haber un cierto grado de tensión”.