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La recesión económica se confirmó con los datos de PBI oficiales publicados por el INDEC. El segundo trimestre presentó un saldo negativo del 2,1% respecto al trimestre anterior. La caída fue del 3,4%, si se compara la cifra del segundo trimestre con la del 2015. Pero más allá del número, resulta interesante considerar qué trama se encuentra detrás de esta evolución.

Las exportaciones y la inversión, los dos agregados que fueron promesa del macrismo como dinamizadores de la actividad económica y justificaron las políticas económicas de ajuste, mostraron saldos negativos. Mientras que en el primer trimestre el fuerte incremento de las exportaciones compensó el magro desempeño del consumo y la inversión, ya en el segundo trimestre, la caída de las exportaciones (-2%), sumada a la fuerte disminución de la inversión (- 5%) impactaron negativamente en la actividad económica. Por su parte el consumo privado se estancó con la caída del poder adquisitivo de los ingresos, y el gasto público mostró una caída del 2%.

La novedad no fue tanto la caída de las exportaciones, sino el cambio de su composición. En lo que va del año sólo se incrementaron los bienes primarios intercambiados, mientras que los sectores productores de empleo local presentaron pérdidas significativas (las exportaciones industriales cayeron un 15%). 

Puede argumentarse que el saldo comercial continuó siendo positivo, aunque leve (754 millones de dólares), por la fuerte caída registrada en las importaciones (-8%), que más que nada compensó la caída de las exportaciones. Pero si se miran más de cerca los rubros importados vuelve a evidenciarse la pérdida de dinamismo económico. La caída en los valores importados se explica por la propia contracción de la inversión y actividad económica (caída en los valores importados de bienes intermedios, energía y bienes de capital), mientras que la liberalización de las importaciones produjo un incremento de los bienes de consumo y de los vehículos automotores, produciendo otro impacto negativo en el nivel de empleo, ya que la liberalización afectó principalmente a la industria local.

En definitiva, los datos oficiales confirman las consecuencias negativas producidas por la política económica de Cambiemos en el primer semestre. La fuerte devaluación, los tarifazos, el ajuste fiscal, la suba de la tasa de interés y la liberalización de importaciones tuvieron un fuerte impacto en el nivel de actividad y el empleo nacional, que ya acumula 134 mil puestos de trabajo registrados menos en el sector privado.