En los primeros 4 meses, el gobierno de la alianza Cambiemos (PRO-UCR) tomó deuda externa por 24.500 millones de dólares. Se trata de 16.500 millones de dólares tomados para materializar el acuerdo con los buitres,  5 mil millones de dólares tomados a los bancos en enero de 2016 y 3 mil millones de dólares resultantes de la conversión de los swap con China.

Al momento de asumir, la deuda publica externa era de 76.400 millones de dólares, incluyendo los 11.300 millones de dólares por los títulos en poder de los buitres y holdouts, y sus respectivos intereses. Es decir que el nuevo endeudamiento es igual al 32 por ciento de lo que, hasta ese momento, había acumulado como deuda externa el Estado argentino.

De este modo, cuando el Gobierno termine de resolver el tema de los holdouts (aún quedan acreedores sin acuerdo por cerca de 2.000 millones de dólares), la deuda pública externa quedará en 99.600 millones de dólares. Es decir que, en los primeros meses, produjeron un crecimiento neto de la deuda de 13.200 millones de dólares.

Además, al final de diciembre de 2015 el gobierno emitió los Bonar 2016 por mil millones de dólares y transformó en bonos de deuda -con altas tasas de interés- las letras intransferibles del gobierno nacional, por un total de 13.750 millones de dólares, parte de las cuales se usaron como garantía para el endeudamiento de enero con los bancos.

En forma conjunta, estos elementos configuran una pesada carga para las arcas públicas, lo que se traduce en políticas de ajuste (tarifazo, ahogo presupuestario). Se trata de endeudar en dólares al Estado con un doble objetivo: cumplir la promesa electoral asumida con los buitres y proveerle divisas al Banco Central para recomponer la fuga por parte de los que pueden comprarle 2 millones de dólares por día.

Para el 21 de abril las reservas del Banco Central se ubicaron en 29.186 millones de dólares. Son 4.324 millones de dólares más que al momento de asumir, cuando con una maniobra especulativa el complejo agroexportador retrasó 2 mil millones de dólares para ganar con la devaluación. Sincerando esos números, las reservas crecieron apenas 2.344 millones de dólares. Insuficiente para afrontar el pago del crédito de corto plazo por 5 mil millones de dólares tomado en enero. Lo único que se reactivó es la fuga de divisas y las importaciones de bienes indiscriminada. Un cóctel explosivo para la economía.

La fiesta de dólares de los buitres, los importadores y los fugadores seriales, será la pesada herencia que pagaremos entre todos, otra vez.