El invierno y sus locuras. De tanta humedad y calor, este domingo los pajaritos amanecieron como si fuera una mañanita primaveral, a todo piar descontrolado. Y ya desde el horizonte, esas nubes gordas y negras que preanuncian una lluvia de un momento a otro.

Pero mientras tanto, arriba el cielo dominical se muestra parcialmente nublado, con buenos retazos de celeste profundo. Que nadie se preocupe por las camperas, porque ni en la hora más fría de la madrugada el termómetro bajó de 15 grados centígrados. Y se espera que en la tarde ese llegue a marcar hasta 23°C.

La humedad seguirá insoportablemente alta, y sólo la lluvia podrá remedar tanto pegoteo infame. Es cierto que ayer el Servicio Meteorológico Nacional había anticipado alerta metereológico por tormentas fuertes para la noche del sábado, pero ya vez que nada de eso ocurrió. Para los pelilargos y pelilargas, sólo una colita en la cabellera y a esperar que llueva. Tampoco tiene caso andar trapeando los pisos. A disfrutar el domingo como se pueda.