Si bien el teletrabajo durante el confinamiento por el Covid-19 fue una gran oportunidad para muchos, hoy pasada la novedad, encierra algunas rutinas cuestionables por parte de los empleadores, tal el caso de una jornada que no acaba nunca. Más allá de eso muchas empresas decidieron volver a pleno con  lo presencial, aunque con algunos malos hábitos heredados en el confinamiento como llamar a sus empleados a cualquier hora y requiriendo tareas futuras.

A partir de esto es que se piensa en una normativa incluida en el proyecto de la Senadora mendocina por el Frente de Todos, Anabel Fernández Sagasti para la reforma de algunas leyes laborales para impedir por ley que los jefes llamen a sus empleados fuera del horario prescripto como laboral en el contrato o convenio de trabajo respectivo. La iniciativa ingresó por mesa de Entradas del Senado el pasado 16 de agosto y el pasado lunes la Dirección General de Comisiones giró el expediente a la comisión de Trabajo y Previsión Social que preside otra senadora de estrecho vínculo con la Vicepresidenta, Juliana Di Tullio.

El texto del proyecto de ley modifica el artículo 1° de ley 11.544 que ya regula la jornada de trabajo: "La duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro”, rubrica la ley. Las disposiciones de la norma dejan fuera trabajos agrícolas, ganaderos y los del servicio doméstico. También los establecimientos en que trabajen solamente miembros de la familia del jefe, dueño, empresario, gerente, director o habilitado principal.

Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de la consultora InfoJobs, sostuvo al respecto que “evidentemente, las circunstancias laborales derivadas de la irrupción de la pandemia y la implementación del teletrabajo han supuesto un cambio importante en la vida profesional y familiar de buena parte de la población activa y, por supuesto, también han contribuido a disparar la falta de desconexión en el ámbito laboral”.

En este sentido, no saber o no poder desconectar del trabajo “puede traer consigo muchas consecuencias negativas para la salud de los trabajadores”, indicó la experta. “En muchos casos, provoca altas dosis de insatisfacción y de frustración personal, porque un factor clave en nuestra felicidad está en el equilibrio entre trabajo y vida personal. Además, no podemos olvidar que, si el cuerpo no es capaz de relajarse y la mente no desconecta, el nivel de estrés se dispara, porque además está asociado a la falta de descanso de calidad”, comentó luego.

La jornada que nunca termina y ser esclavos de sí mismos 

En diálogo con Rosarioplus.com, la psicóloga rosarina Rocío Suárez Ordoñez, especialista en salud digital, adujo que este tipo de conductas tiene relación con la vida contemporánea y trasciende el tema laboral. “Vivimos en el mundo de la inmediatez, donde si uno busca una respuesta automáticamente la obtiene con solo consultar a Google, donde también puede comprar a la hora que quiere y obtener una respuesta automática en el momento”.

Según la profesional nuestro cerebro aprende a tener que dar respuestas inmediatas y eso se refleja también en la vida laboral, de todos modos, explicó que “somos nosotros mismos quienes debemos entender dónde está la diferencia entre las tecnologías y la vida del ser humano, que son completamente distintas”.

Para Suarez Ordoñez, en el mundo de la inmediatez, la patología mental más frecuente es la ansiedad que si sube “queremos respuestas ya y se está todo el tiempo como en alerta”, pero eso advirtió altera los procesos cognitivos, tal como la memoria, la atención y la motivación”, rasgos que no parecen ser distinguidos por algunas empresas, que contrariamente quieren que sus empleados produzcan más.

“A veces uno está haciendo otra cosa e igualmente atiende el celular o responde un mensaje, en ese sentido tenemos que aprender a diferenciar si eso es de urgencia o puede esperar o ser derivado, eso lo sabemos, pero no lo hacemos, situación claramente vinculada con la vida que llevamos”, concluye.  

Las experiencias del otro lado del charco

En 2021 el Parlamento de Portugal aprobó su nueva Ley del Teletrabajo. Entre otras cosas, dicha normativa regula la desconexión digital y señala que los empresarios deben abstenerse de contactar con los empleados fuera de su horario laboral. De hecho, los trabajadores portugueses pueden denunciar a su compañía si su superior les escribe en su tiempo de ocio.

En España en 2018, cuando el 51% de los trabajadores españoles admitía contestar llamadas o correos electrónicos en su tiempo libre, se puso en marcha la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, cuyo artículo 88 fijaba que los empleados tienen el derecho a no recibir comunicaciones relacionadas con su trabajo fuera de su horario laboral -de hecho, obliga a las empresas a desarrollar un protocolo de desconexión digital-.

Otro ejemplo es la alemana Volkswagen que anunció que sus servidores dejarían de enviar correos electrónicos 30 minutos después del final de los turnos de los empleados y que recién volverían a empezar media hora antes de que la persona volviera a trabajar. Como una forma de incentivar a que otras empresas también lo hicieran, el Ministerio del Trabajo de Alemania imitó la decisión de la empresa y la aplicó en su propia organización.