El río Paraná experimentó, durante tres años, una bajante histórica, que recién empezó a revertirse entre fines de 2022 y principios de este año. Las lluvias en la zona de afluencia hicieron lo suyo y pudo decretarse así el fin de la sequía y celebrarse el aumento del caudal. En el último mes, sin embargo, surgieron nuevos indicadores que sugieren la posibilidad de una nueva bajante, aunque se espera que no tenga las consecuencias devastadoras que se vivieron durante los episodios de 2021 y 2022, cuando el nivel del río alcanzó su punto más bajo en la historia.

De acuerdo con el último informe del Instituto Nacional del Agua (INA), se prevé que el río Paraná mantenga una tendencia a la baja durante las próximas dos semanas debido a la escasez de precipitaciones en la zona de su cuenca y afluentes. El nivel del río en Rosario se sitúa por estos días en los 1,70 metros, habiendo registrado un descenso importante en su nivel y entrando en lo que se denomina “aguas bajas”. 

El ingeniero Juan Borús, subgerente de alerta hidrológico del INA, explicó a este medio que la bajante que se está experimentando en la zona de Paraná y Santa Fe era esperada debido a la falta de lluvias. Consultado por el fenómeno de "El Niño", que podría provocar un aumento significativo en el régimen de lluvias en toda la región después de tres años de los efectos de "La Niña" y una sequía prolongada, el ingeniero señaló: "Se espera que el calentamiento del Pacífico ecuatorial se desplace hacia el oeste y afecte a toda la región, aunque todavía hay incertidumbre sobre la intensidad que tendrá este fenómeno. Por lo tanto, estamos monitoreando de cerca las actualizaciones del servicio meteorológico".

El fenómeno conocido como "El Niño" recibe su nombre por la asociación con la corriente del mismo nombre, la cual es una corriente marina cálida, estacional y ecuatorial propia del Pacífico sudamericano. Esta corriente se desplaza en dirección de Norte a Sur y alcanza las costas de Ecuador y Perú cada 2 a 7 años.

Aunque la situación se irá aclarando a medida que avance el año y se establezcan estos parámetros, Borús no se siente seguro de hacer una predicción sobre las lluvias que caerán en los próximos tres o cinco meses: "Es muy incierto porque pueden existir varios factores que cambien la intensidad y el lugar de esas lluvias. Cualquier persona que haga una predicción a largo plazo en realidad estará haciendo una interpretación que no debería afirmar categóricamente porque podría equivocarse. Sin embargo, es válido decir que existe la posibilidad de que el año termine con niveles de precipitación elevados".