En noviembre de 2008, Rosario aprobó la ordenanza N° 8335, y adoptó así el concepto internacional de "Basura Cero". Según esta normativa, la ciudad firmó el compromiso de disminuir la cantidad de residuos generados, además de mejorar la separación en origen y la recolección diferenciada. La meta trazada es que en 2020 no se arroje más basura inorgánica en los rellenos sanitarios. El objetivo, sin embargo, asoma muy difícil de cumplir: sólo 5 de las 800 toneladas de basura que se recogen por día son residuos reciclables. 

 

 

La ordenanza de Basura Cero, sancionada con el apoyo y el asesoramiento de varias ONGs ecologistas, fijaba para el año 2010 la reducción de un 15% en los residuos dispuestos en relleno sanitario, para 2012 de un 25% y para 2017 de un 50%, mientras que para 2020 la disposición en este tipo de espacios estaría absolutamente prohibida.

Según los números del municipio, entre 2012 y 2014 se enviaron al relleno sanitario de la localidad de Ricardone (a donde van todos los desechos de la región) 10.310 toneladas menos de residuos que en años anteriores. Sin embargo, desde el Taller Ecologista, una organización con más de 30 años de trabajo socioambiental en la ciudad, aclaran que estos datos están "muy por debajo" de lo proyectado. Señalan que en 2012 y 2013 se enviaron un 60% más de residuos respecto de lo estipulado por la ordenanza. 

"En 2012 la cantidad máxima debería haber sido 188.209 toneladas; sin embargo se enterraron 304.939. La diferencia fue muy alta en relación a lo que se fijó", sostiene Mirko Moskat, coordinador del área de residuos de esta ONG, en diálogo con Rosariolus.com. Para este especialista, los motivos de este "resultado tan poco satisfactorio" hay que rastrearlos en las debilidades de los programas de separación en términos de su difusión, e incluso de los servicios de recolección; en la escasa asignación de recursos económicos y de personal dedicada a estos programas; y en la no incorporación de separación en origen de residuos orgánicos.

Rosario cuenta en la actualidad con tres modalidades de separación en origen: puerta a puerta (un servicio de recolección semanal de materiales reciclables, que es adicional a la recolección diaria), centros de recepción (contenedores en el interior de instituciones) y las islas de separación, que funcionan desde 2010 y consisten en la instalación de contenedores en la vía pública para materiales reciclables. 

Según Moskat, lo recolectado en estos programas de separación representa apenas el 0,6% de lo enterrado. "Estamos hablando de una cifra muy baja", señala el ecologista. A su juicio, a la dificultad para cambiar los hábitos y la conducta de los ciudadanos, se le suman las falencias del municipio en el "diseño y la gestión" de la recolección.  

“Para un buen plan de gestión de residuos hay varias cuestiones a considerar. En lo que tiene que ver con la recuperación de materiales, tanto de residuos reciclables, como de orgánicos, son claves ciertas conductas ciudadanas, como la separación en origen y la disposición inicial diferenciada. Esto debe estar articulado justamente con los servicios de recolección gestionados por el municipio”, sostiene.

"Lo que se hace desde hace un tiempo es poner parches, no hay una decisión de modificar a nivel estructural esta problemática", concluye Moskat. 

 

El estudio de la Subsecretaría de Medio Ambiente 

  
A fines del año pasado, la Municipalidad --que invierte alrededor de 250 mil pesos diarios en traslado y procesamiento de residuos-- realizó un minucioso análisis en 200 hogares y en 20 camiones de basura para lograr una "radiografía de la basura". El estudio determinó que el 58,4 por ciento de los desechos diarios que genera una familia corresponde a residuos orgánicos. Una importante cantidad de ese total corresponde a alimentos: comida que sobró, se pudrió o venció.

Se calcula que una vivienda tipo genera alrededor de 1,5 kilos de residuos por día. En el desmenuzamiento de esta basura, aparece que un 58, 4 por ciento pertenece a residuos orgánicos, 11,7 a plásticos, 9 de papel; un 4,9 de vidrios, 4,5 de cartón y 1,4 de metales.

“Nos encontramos con que muchas familias separaban en origen, o sea en sus hogares, y muchas tienen compostaje", afirmó en aquel momento María Cecilia Mijich, subsecretaria de Medio Ambiente. Según este informe, en comparación con otras ciudades, Rosario está bien posicionada debido a que evidencia una cantidad menor de residuos enterrados: 0,85 kilo por día y por habitante contra los 1,2 kilo de Capital Federal, 1,16 de Córdoba y 1,06 de Montevideo.

Las críticas de la oposición

El concejal y candidato a intendente del Frente para la Victoria, Roberto Sukerman, participó en 2014 del primer Congreso Internacional sobre Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) que se llevó a cabo en la ciudad de San Juan. Allí expuso sobre la ordenanza de Basura Cero; "sus incumplimientos y sus desafíos". Su conclusión es que esta normativa "se convirtió en otra de las promesas incumplidas de la gestión municipal". 

“Está claro que sin separación en origen no puede haber reciclado eficiente, y sin un aprovechamiento eficaz es imposible la reducción de residuos enviados a relleno sanitario. No podemos cargar sobre el vecino la responsabilidad de reciclar, ya que hoy la Municipalidad no brinda los elementos necesarios a los ciudadanos que desean practicar este proceso", remarcó Sukerman. 

Para el edil, Rosario excede el envío de basura al relleno en un 50%. "Lo que está claro es que el gobierno socialista es poco transparente en lo que atiende a la gestión de residuos. Hay una diferencia abismal entre lo proyectado y la realidad", advirtió.