Un candidato atípico y una conexión impensada podría modificar el escenario electoral uruguayo que este año votará al sucesor de Tabaré Vázquez.

El 30 de junio los uruguayos tendrán elecciones primarias. Allí se definirán las candidaturas presidenciales que, campaña mediante, conducirán a la elección del sucesor de Tabaré Vázquez el 27 de octubre.

Hace pocos días se conocieron los datos de un sondeo -coincidente con otros de similares características- evalúa la gestión presidencial y que muestra un bajo nivel de apoyo en un contexto económico adverso. Para la consultora Cifra sólo el 28 por ciento de los uruguayos aprueban la gestión de Tabaré, mientras que el 55 por ciento la desaprueba y el 17 se mantiene expectante.

El gobernante Frente Amplio (FA) está en el poder desde 2004 y aspira a un cuarto mandato, aunque la situación actual podría convertir ese anhelo en una pesadilla. Pese al ingenio uruguayo para sustraerse de las crisis argentina y brasileña, es innegable que las dificultades de los dos países vecinos acabaron por golpear a la economía oriental, que frenó su crecimiento. Los dos últimos reportes sobre el Producto Bruto Interno (PBI) trimestral muestran incluso un descenso. La producción industrial siguió en caída en el primer trimestre de 2019 y el comercio refleja un descenso en las ventas debido a la retracción del turismo y a la desocupación, que en marzo alcanzó el 9,5 por ciento.

Pero el problema que los sondeos de opinión registran como el más preocupante desde hace más de una década es la inseguridad. En 2018 se registró el récord histórico de hurtos y rapiñas. Pese a que no hay datos oficiales de este año, algunos registros señalan que entre enero y abril, las cifras superaron a las del año pasado.

En este contexto, la última encuesta nacional de la consultora Equipos respecto de los comicios de octubre arrojó paridad entre el FA, que reúne el 32 por ciento de intención de voto y el partido Nacional o partido Blanco, que alcanza el 33 por ciento. Sin embargo, los blancos tienen un principio de acuerdo con el otro partido tradicional de la política uruguaya, el Colorado, que ostenta el 14 por ciento, ante una eventual segunda vuelta. El porcentaje de indecisos es de 10 puntos.

Ante esta perspectiva, la pregunta que emerge es si en octubre los uruguayos mantendrán un gobierno progresista o se sumarán a la ola conservadora que cubre a casi toda la región.

¿Quién es ese hombre?

Las elecciones primarias capturan ahora toda la atención. Y es en este punto donde un nombre podría modificar el panorama electoral por completo. Juan Sartori irrumpió en la política uruguaya a fines de 2018 y alcanzó una alta exposición pública y una gran popularidad mediante una masiva campaña propagandística en medios masivos de comunicación, en redes sociales, y mediante agrupaciones que convocan a los actos ofreciendo paseos y comida gratis, y que piden voluntarios con sorteos de electrodomésticos.

Hasta hace menos de un año, este economista de 38 años, que vivió muy poco tiempo en Uruguay, era prácticamente desconocido. Sartori es empresario, fundador y presidente ejecutivo de la compañía Union Group, una firma de gestión de inversiones y capital privado con intereses en Latinoamérica, que alcanza a los sectores agrícola, energético, forestal, de infraestructura, minerales, petróleo y gas e inmobiliario.

Actualmente las encuestas lo muestran trepando al segundo lugar en intención de voto dentro del partido Blanco, en medio de múltiples cuestionamientos por su agresiva campaña electoral. El sistema político uruguayo no permite realizar publicidad electoral en radio, televisión y prensa escrita hasta un mes antes del acto eleccionario y, en tal sentido, la Corte Electoral declaró que el equipo de Sartori violó la veda electoral. También fue duramente cuestionado por otros candidatos por hacer un uso abusivo de riqueza y comprar espacios en los medios de comunicación. Estas tácticas no suponen una sorpresa si se tiene en cuenta que Sartori es asesorado, entre otros, por el ecuatoriano Jaime Durán Barba y por el venezolano Juan José Rendón, quien basa muchas de sus acciones en las fake news o noticas falsas.

Pero lo más llamativo de Sartori no es nada de eso, sino que su candidatura permitiría entrever influencia rusa. Sartori es yerno del multimillonario Dimitri Rybolovlev, presidente del club Mónaco de Francia. Su fortuna se encuentra entre las principales de Rusia y la revista Forbes lo menciona como una de las personas más ricas del mundo.

Rybolovlev se hizo rico -se estima que es poseedor de 8.500 millones de dólares- como tantos otros multimillonarios rusos: gracias al desguace del Estado tras la caída de la Unión Soviética. Es un buen amigo del presidente ruso Vladimir Putin. Ya se sabe que el destino de los millonarios rusos se divide en dos: los amigos de Putin, que siguen el camino del éxito y los enemigos de Putin, que siguen el camino de la cárcel. Pero Rybolovlev también es amigo del estadounidense Donald Trump a quien le compró de una vivienda valuada en 100 millones de dólares en Palm Beach. Justamente esa transacción fue motivo de análisis por Robert Mueller, el fiscal especial designado para la investigación sobre la influencia rusa en la campaña electoral que condujo a Trump a la presidencia.

La vinculación entre Putin, Rybolovlev y la influencia rusa en procesos electorales de otros países salta a la vista y, en esa ecuación, la irrupción de Sartori en la política uruguaya no parece casual.

Internas

Para las primarias, que son de voto voluntario, el partido Blanco tendrá una competencia interesante entre el ya mencionado Juan Sartori, y dos exponentes tradicionales de esa agrupación: los senadores Luis Lacalle Pou -hijo del expresidente Luis Lacalle- y Jorge Larrañaga. Actualmente es Lacalle Pou quien lidera en los sondeos y el segundo lugar es disputado entre Larrañaga y Sartori.

En el FA aparecen cuatro candidatos. Quien tendría mayores chances es el exintendente de Montevideo, Daniel Martínez, del Partido Socialista, apoyado por corrientes socialdemócratas y otros grupos más radicalizados. Con él competirá la exministra de Industria, Carolina Cosse, respaldada por el sector que lidera el expresidente José Pepe Mujica. También competirán el sindicalista Oscar Andrade, del Partido Comunista, y el expresidente del Banco Central, Mario Bergara.

En el tradicional partido Colorado competirán el dos veces presidente (1985-90 y 1995-2000), Julio María Sanguinetti quien lidera con comodidad, el economista Ernesto Talvi, y el senador José Amorín Batlle, familiar del expresidente Jorge Batlle.

Además de las agrupaciones mencionadas, habrá una decena de partidos que se presentarán en la interna para elegir candidatos a legisladores, entre los que están el Partido Independiente, de extracción progresista, que ya tiene representación en las dos cámaras, y la Unidad Popular, un grupo de izquierda escindido del FA.

La sorpresa es un nuevo partido, Cabildo Abierto, liderado por el general Guido Manini Ríos, que fue el jefe del Ejército hasta marzo, cuando Tabaré decidió echarlo por entender que había protegido a torturadores de la dictadura cívico militar.

Definiciones

El 30 de junio se sabrá quien será el candidato presidencial por cada partido. Pero la atención se concentrará en buena medida sobre lo que suceda entre los blancos. Lacalle Pou ha liderado las encuestas durante toda la campaña y su histórico rival, Larrañaga se mantuvo estable. Pero el veloz ascenso de Sartori, quien logró penetrar en segmentos de la población que no están habitualmente interesados en la política, podría provocar una sorpresa en una elección primaria caracterizada por cierto desinterés y que se prevé con escasa participación. Los candidatos que logran despertar la atención de sectores desconectados de la vida política, han tenido en los últimos años buenos resultados en distintas partes del mundo, como sucedió con Donald Trump. Y como en el caso de aquel, un empresario con conexiones rusas podría aspirar a quedarse con la presidencia uruguaya.