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“Yo sé lo que es vivir en la pobreza, porque los visito”, dijo el presidente Mauricio Macri casi al mismo tiempo que despedía a 300 empleados de Fabricaciones Militares en todo el país que dependían directamente de una decisión presidencial. Son casi 50 en Fray Luis Beltrán donde además de echarlos eligieron hacerlo con el mayor grado de perversión posible: recién el martes les comunicarán quiénes son los que se quedan sin trabajo. Deberán atravesar todo el fin de semana largo con esa angustia, ellos, sus familias y toda una región que está movilizada por este conflicto.

La situación política y económica del país ha superado largamente la famosa grieta en la que ha pescado con angurria el gobierno. El escándalo de las fotocopias de los cuadernos del remisero parece crecer todos los días provocando lo que estas cuestiones machacadas insistentemente en los horarios centrales de la TV provoca: Rechazo, hartazgo y progresiva pérdida de interés.

Los hechos de corrupción deben ser castigados, el problema para los que quieren hacer creer que después de este desgastante proceso alumbrará una nueva Argentina, radica en la justicia. Las encuestas lo empezaron a mostrar. Casi el 60% de los consultados piensa que no va a pasar nada cuando esta causa termine y los jueces se suman en número al desprestigio de la política toda.

Hay que ponerse en la piel de un elector santafesino. Desconfía del peronismo por los hechos de corrupción que se están ventilando. No cree ya en el macrismo porque su miseria económica crece día a día y mira con recelo al socialismo por la espiral de inseguridad y violencia que vive a diario. Más allá de las opciones que puedan quedar por los márgenes, se quedó sin oferta electoral. ¿Qué hace? ¿En quién confía? ¿Qué va a elegir cuando tenga que concurrir a votar dentro de unos meses?

Los interrogantes son muchos y la dirigencia los conoce de memoria. Este es un momento de empoderamiento del pueblo. De su determinación sí alumbrarán cosas diferentes para el país, umbrales que ya no se podrán transpasar. En muchos y variados sentidos, el poder ha abusado en Argentina hasta un límite insospechado hasta entonces. Los costos están a la vuelta de la esquina.