En la última semana se dispararon los contagios de coronavirus en algunos asentamientos irregulares en la Ciudad de Buenos Aires como la Villa 31 y la 1-11-14. Esto impulsó un refuerzo del trabajo de contención para que no se traslade al resto de la ciudad. En Rosario la situación está controlada pero igualmente la Municipalidad de Rosario no relaja en la estrategia. 

El hacinamiento característico de este tipo de asentamientos urbanos, que en Rosario se contabilizan más de 100, puede ser determinante en un contagio masivo. Fernando Vignioni, director de Centros de Salud municipal de Rosario, explicó por qué en la ciudad no se desbordó.

"Veníamos reforzando las medidas de aislamiento social con pacientes sospechosos  y mediante una estrategia que las personas no consulten sino el equipo se acercaba a sus casas", comenzó relatando. En caso de detectar, se establecía un bloqueo. 

"Las personas detectadas se aislaron rápido, no hubo ni contagio de las parejas. Se disminuyó la posibilidad de propagación. Es un trabajo muy intenso, porque lleva mucha dedicación, hay que ir y visitar, y desarrollar para eso una nueva modalidad de trabajo", comentó a Laocho.

Además hubo dos cuestiones que definió como clave: el conocimiento previo del territorio y la estructura de los equipos cercanos a la población. Pero además, se amplió rápidamente los parámetros de detección: no sólo fiebre y síntomas (tos, dolor de garganta, perdida de olfato) como al principio, sino que se tomaban como sospechosos personas con dos síntomas y sin fiebre.