“Las mujeres tenemos más imaginación y somos más caraduras”, asegura entre risas Andrea, una de las artesanas rosarinas que desde este martes y hasta el próximo jueves 21 integrará la Feria Artesanal de Invierno en la Plaza Pringles.

Es que, según cuentan, de los 400 trabajadores que regentan los 90 puestos armados en el céntrico espacio, la mayoría son mujeres. “Yo llevo en las ferias ya 13 años”, detalla a Rosarioplus.com María Esther, habitué del Mercado de Pulgas (Belgrano y Buenos Aires) mientras termina de colocar su puesto unos minutos después de la inauguración oficial.

La artesana rosarina, dedicada a la vitrofusión, ve con buenos ojos esta feria especial de las vacaciones de invierno. “Esta plaza es un emblema para todos los artesanos, acá comenzaron las primeras ferias de la ciudad”, explica a la vez que ordena sus piezas de cristal al lado de algunos muestrarios de anillos y pulseras. “Estos son de otro compañero que trabaja el metal”, aclara.

La variedad de materiales, sin duda, es algo que no falta en esta seguidilla de puestos. Desde muñecas de cerámica a cinturones de piel, pasando por cualquier tipo de prenda de punto y piezas decorativas de madera le dan a la fría mañana un necesario toque de color.

Los peatones empiezan a curiosear los stands, ocupados por estos días por un mix de los artesanos que integran las cinco principales ferias de la ciudad: el Mercado de Pulgas, la más antigua de la ciudad; la feria de la Fluvial, la del Bulevar, una de las más numerosas; los artesanos del Parque Alem y la de la Florida, que se realiza en verano.

“Lo mío es el papel maché”, cuenta orgullosa Maira mostrando cuadernos y cajas cuidadosamente tallados y pintados. “Este es el tercer invierno que se lleva a cabo esta feria, y para nosostros es como un aguinaldo”, añade, haciendo referencia a la cercanía del Día del amigo como aliciente para la venta.

A pesar de eso, recalca que “la cosa está dura este año”, incluso en su zona habitual, cerca del Monumento Nacional a la Bandera, donde “normalmente los compradores son turistas que se quieren llevar un recuerdo de Rosario”.

El puesto de Andrea, la artesana que resalta la creatividad femenina, se sitúa en un extremo de la plaza, pegado a la esquina de Presidente Roca y Córdoba. Hace once años que se dedica a trabajar la madera para fabricar originales portaretratos y lámparas con dibujos tallados.

“Este era mi cable a tierra cuando era enfermera. Hace siete años ya que dejé el hospital y decidí dedicarme solamente a esto, es mi medio de vida”, narra. Su marido, que sigue dedicado a la enfermería, la acompaña los fines de semana en la feria de la Fluvial.

Hasta el próximo 21 de julio, las tres artesanas estarán casi de sol a sol (de 10 a 20) en este corazón de la ciudad esperando vender lo que con trabajo y esfuerzo ellas mismas fabricaron. La economía no ayudan, pero se muestran confiadas: “A la gente le gustan estas ferias, tenemos algo diferente, y eso llama la atención”, concluyen.