Hace una semana que Georgina, una joven oriunda de Villa Gobernador Gálvez, no sabe dónde ni cómo se encuentra su bebé de un año. El padre del menor se lo llevó tras una visita, el viernes pasado.

El hombre bloqueó todo llamado y a la joven la denunció por supuesta violencia familiar. Ahora ella tiene una orden de restricción perimetral de 200 metros, y con los tiempos judiciales alterados (para mal) por la pandemia, deberá esperar a que avance una causa en la que ella deberá demostrarle a un juez que es una "buena madre". 

“Es toda una pesadilla la que vivo, solo quiero que me devuelva a mi nene, y tengo que esperar a que el lunes tenga el turno con mi defensora, y el expediente llegó recién hoy (jueves) a un juez, que no sé cuándo avanzará en la causa. Mientras tanto no me dejan verlo porque así es la ley”, describió la mujer a Rosarioplus.com.

Entonces recapituló los hechos: “El padre buscó a mi nene el viernes a las 14 y me lo iba a traer como a las 17, y habíamos quedado en hablar algo del alquiler. Pero no volvió, entonces hice la denuncia en la Comisaría 26, donde me enteré que él se adelantó haciéndome a mí una orden de restricción. Yo no lo creía, se volvió loco”.

La Policía no toma el caso como un secuestro “porque es el padre”, según le explicaron a la mujer. Un subcomisario además aclaró: “No podemos hacer nada sin una orden judicial”.

Georgina tuvo que dejar pasar todo el fin de semana para que asistentes sociales la entrevistaran en Tribunales Provinciales. Ahí supo cómo pergeñó la denuncia el hombre: “Me explicaron que la denuncia es por maltrato porque mi nene tenía marcas. Pero las tiene como todo nene que está aprendiendo a caminar”.

La joven padecía la violencia verbal y psicológica del hombre, y fue por eso que en medio del embarazo se separaron. “Firmamos un acuerdo y era que el nene vive conmigo y él lo veía algunas horas todos los días”, recordó.

Horas desesperantes

Desde que padre se llevó al hijo, otros familiares se acercaron a la casa del hombre para saber cómo se encuentra el pequeño, y si está allí o no. Pero nunca vieron salir a nadie. Georgina no puede acercarse por la perimetral, y una amiga en común al menos consiguió que él atendiera un llamado y le asegure que el bebé está bien, y que “iba a pedir la tenencia”.

En semejante contexto, Georgina extraña a su hijo, pero esperará los tiempos judiciales. Asegura tener esperanza de una justicia razonable, al contar con el apoyo de las instituciones, así como de personas que atestiguarán que es buena madre.

“Hasta el padre de mi otra nena, con el que tengo buen vínculo, se ofreció a atestiguar”, aseguró a este medio, en medio de una espera que desespera mientras extrañan junto a su hija mayor a su bebé de un año.