Marginadas por el Estado y a la deriva de la violencia en todas sus formas, los derechos de las mujeres que viven en los barrios son vulnerados día a día. En busca de acompañarlas, contenerlas y darles herramientas que las empoderen, la organización La Poderosa inauguró la Casa de las Mujeres y las Disidencias en zona noroeste.

El flamante espacio se llevó adelante de manera plenamente autogestiva y sin ningún tipo de ayuda estatal. “Queríamos tener un lugar donde poder recrearnos y hacer talleres de oficios que nos posibiliten una salida laboral. La vecina solo tiene que venir con voluntad y ganas de aprender”, señaló a Rosarioplus.com Georgina Mansilla, una de las coordinadoras.

La Casa ofrece seis talleres a los que asisten más de 100 mujeres del barrio. Hay de manualidades, manicuría, zumba, aerobox, costura e introducción al trabajo, y todos están a cargo de las propias vecinas. En este último, se les enseña a manejar computadoras y a diseñar sus propios CV. “Ayudarnos unas a las otras es el único recurso que tenemos”, comentó.

En tanto, la de violencia de género es una de las principales problemáticas que deben abordar y para ello cuentan con una abogada, una psicóloga y una asistente social, y con una articulación con los centros de salud a los que derivan a las vecinas en caso de ser necesario. Asimismo, una vez por semana realizan el “tercer tiempo”, una reunión en la que instruyen sobre esta temática y otras como la Educación Sexual Integral

“Es muy difícil porque nosotras no tenemos al alcance una solución pero sí podemos acompañar, contener y hacerle saber a la compañera que no está sola. Muchas mujeres que sufren violencia de género no pueden dejar a su pareja porque él para la olla, porque él las sustenta”, detalló Georgina.

Y agregó: “Hay compañeras que no pudieron terminar el primario o el secundario por el hecho de haber sido madres en la adolescencia y no haber podido contar con el acompañamiento de sus parejas o de alguien que cuide de sus hijos. De ahí la importancia de los talleres para que puedan salir adelante”.

En este sentido, reivindicó el papel del feminismo villero: “Cuando hablan del feminismo de la clase media nos enojamos y nos preguntamos hasta cuando nos quieren tener calladas”, expresó y agregó: “En las asambleas del 8M se discutían las mismas problemáticas todo el tiempo y salíamos casi llorando. Nos sentimos invisibilizadas. Nunca se pusieron en el lugar de las vecinas del barrio”.

“Desde el escalón más bajo de la miseria, donde las políticas públicas brillan por su ausencia, levantamos nuestro espacio, dejando claro que no caminamos despacio: pura construcción villera, hermana y compañera”, así anunciaron la inauguración de la Casa de las Mujeres y las Disidencias, un espacio que promete ser un refugio de amor en tiempos feroces y hostiles.