El acto de imprimir la piel con tinta mediante un tatuaje es una decisión importante en la vida, por lo menos por el concepto de lo duradero. Las razones para hacerlo (moda, ritual, pacto, estética, curiosidad, etc.), pueden variar, pero lo seguro es que la imagen debe ser bella a los ojos de su portador para evitar el hartazgo. Y la clave está en lo mínimo, el dibujo sutil.

Curiosamente, entre las miles de personas que desean tatuarse, muchas de ellas experimentan un deseo genuino por hacerlo pero simplemente no se deciden por un símbolo o diseño. Es por eso que ahí van algunas ideas hermosamente logradas.

La propuesta es elegir un objeto que genere empatía en lo personal, encontrar un tatuador prolijo y de confianza, y animarse a dejarse marcar, siempre desde la mirada de la sutileza.

 Un poco de cosmos minimal, por ejemplo una constelación.

 Los paisajes geométricos de Chaim Machlev son increíblemente originales.

¿Te gustaría que tu gato recorriera tu cuerpo para siempre?

Figuras simples hechas con técnica unilineal, como esta de Mo Ganji.

Los anzuelos son objetos simples pero con un significado agudo, contundente (y más cuando apuntan al corazón).

Una vara de bambú, así de simple.

¿Qué tal tatuarte tus utensilios de trabajo?