“Con Ecuador no solo ganamos, si no que tuvimos un muy buen segundo tiempo”, comenta el director técnico cuando se le pregunta sobre el juego del equipo que dirige. Gerardo Martino (Rosario, 1963) demuestra que no prescinde de lograr buenos resultados mientras intenta jugar un fútbol, a priori, más vistoso. Así como no disfruta de caer en lugares comunes cuando entrena tampoco lo hace cuando responde, dispuesto a darle una vuelta más a cada uno de los temas que se le plantean.

A 20 días del comienzo de la Copa América que se va a realizar en Chile, asume las obligaciones de los objetivos del equipo, a pesar de ser su primer competencia con ellos. Se explaya sobre lo sucedido en Barcelona, en donde se ubica como culpable de lo sucedido. No califica el actual momento de Newell’s, sólo se limita a querer entenderlo. Tampoco, a pesar de ocupar un lugar de privilegio, esquiva echar luz sobre los problemas de la organización del fútbol sudamericano y argentino, tanto por lo sucedido en la Bombonera hace diez días como por la muerte de Emanuel Ortega, jugador de San Martin de Burzaco. “Lo que pasó con este chico fue terrible, una desgracia tan dolorosa como evitable”, analiza.

Si era evitable ¿Porqué sucedió?

Porque el día a día del fútbol argentino no te deja ver esas cosas. La mitad de las canchas en la argentina están con habilitaciones precarias, pero se juega igual. El problema a solucionar no es aquel que peor consecuencia trae sino aquel que se presenta.

¿Te preocupa esta desidia?

Hace 30 años que se escribe y se dice lo mismo en el después de un hecho violento en el fútbol. Se reúnen un montón de críticas. Hace 30 años y ahora también, lo que me quiere decir que estamos más o menos por el mismo camino, en Argentina y en Sudamérica.

El año pasado asumió Juan Ángel Napout como Presidente de la Conmebol. Compartiste un tiempo de trabajo con él en Cerro Porteño, club que presidía. ¿Qué expectativa te genera?

Creo que puede hacer algo. Peleó para eso. Es joven. Tiene fortaleza. Espero que pueda hacer algo de lo que se propone, que sea distinto. Porque lo que pueda pasar a nivel continental repercutiría en la Argentina.

Tanto él como vos tienen un bautismo ahora en junio. ¿Notás ansiedad por esta Copa?

Si, pero no creo que sea mayor a otras épocas. Los tres superclásicos y cómo terminó el último, las competiciones que siguen en marcha y lo sucedido en la final del Mundial de Brasil desinfló un poco. Aún así nos preparamos de la mejor manera para hacer una buena Copa porque, en definitiva, cuando se acerque la fecha, y la pelota empiece a rodar, todo el país va a estar detrás de la selección.

Este grupo de jugadores viene de perder una final del mundo, en cambio vos te encontrás con la primera oportunidad de compartir un lapso de tiempo interesante para trabajar con ellos y experimentar. ¿Crees que puede haber una brecha entre los objetivos de los jugadores y los del cuerpo técnico?

No rotundo. Nuestro objetivo es ganarla. Si, lo que hay que hacer, es aprovechar estos 30 días e instalar una manera de jugar, pero el objetivo es ganar.

¿Y cómo va eso de instalar una manera de jugar a este nivel?

Bien. En la última gira se notó. Los jugadores estaban contentos con lo sucedido en el segundo tiempo con Ecuador. Además ese rival, Ecuador, responde al tipo de adversarios que vamos a tener los próximos tres años, tanto en Copa América como en eliminatorias.

¿Con esta calidad de jugadores te concentrás en tu juego y atenuás la importancia del rival de turno?

A los rivales los miramos mucho. Pero está claro que vamos a jugar una Copa América en la cual, en la mayoría de los casos, seremos nosotros quienes llevaremos el peso del juego. En un supuesto enfrentamiento con Chile es con quien puede haber más paridad, pero el resto encuentra la comodidad en tratar de conseguir grandes espacios y elaborar contraataques.

Fuera del juego, y teniendo en cuenta que ya disputaste esta Copa dos veces (2007 y 2011 con Paraguay), ¿Qué te dejaron aquellas experiencias?

Los tiempos de cada fase. O el tema de las sedes. En 2007 no le di importancia a eso. Con Argentina nos enfrentamos el último partido del grupo estando ambos clasificados. Pusimos jugadores que no eran habitualmente titulares. Perdimos, y la verdad es que fue una macana no haber intentado salir primeros y quedarnos en esa ciudad. Ahora lo tendría en cuenta, mas allá que después las cosas no terminen saliendo como uno quiere.

En una semana se cierra el plazo para determinar los 23 jugadores que van a viajar a Chile. ¿La convivencia del grupo cuenta para definir el plantel?

No existen acciones o actitudes tan groseras como para apartar a un jugador. Nunca es mucho el tiempo que estamos juntos como para que aparezcan esas actitudes. Si bien me parece determinante eliminar un jugador que genera mal ambiente, no creo que suceda algo así.

¿Qué será lo que defina el filtro final?

No hay uno. El nivel individual es esencial, pero después se suma el futuro y las variantes que aporte ese jugador.

El nivel individual de Casco, en este momento, no es algo que destaque.

Reconocemos que no pasa su mejor momento, pero pensamos que rodeándose con los jugadores de la selección su nivel puede volver a subir.

¿Te parece que hizo demasiado ruido incluirlo en la lista?

Tenía miedo en el caso de Milton. Pero entendí que si bien no puedo convocar a un jugador exclusivamente porque está en Newell’s tampoco tengo que perderme la posibilidad de contar con él. No me tengo que ir ni para un lado ni para el otro. Lo pensamos mucho, pensamos en las alternativas de juego y en el análisis final decidimos que hace falta un jugador así.

El rendimiento de Casco parece ilustrar tu paso por Newell’s. Muchas cosas llegaron a un nivel mientras estuviste y ahora todo eso parece ser un peso para quienes se hicieron cargo después.

De una manera muy lógica e injusta quedamos presos de una manera de jugar. Creo que las elecciones que hizo Newell’s de cada uno de los entrenadores fueron muy buenas. Tengo una lectura opuesta a lo que se decía de Alfredo y Gustavo mientras dirigieron al equipo. Es algo que no hace más  que confirmarme lo que se ve desde afuera: en Argentina armar un proceso integral cuesta mucho y destruirlo es muy fácil.

¿Qué hace falta para cargarse un proyecto?

Situaciones puntales que el hincha vive como determinantes. El fútbol argentino es muy permeable a lo que dice el hincha, al cual no digo que haya que obviar, pero el hincha es hincha, y el jugador es jugador, y el dirigente es dirigente.

¿Porque crees que la unión en el club solo se sostuvo durante tu presencia?

A veces tengo la sensación que el rumbo que tomó el club fue casualidad. Hay situaciones que no se planifican. Se van acomodando. Muchas cosas no eran posibles y sucedieron: que yo sea el entrenador de Newell`s; que vuelvan Maxi, Heinze, Nacho; que Lucas revierta una situación difícil; que compremos jugadores como Cáceres o Casco. Y también era difícil convencer a todos de una manera de jugar y lo pudimos hacer.

Hace poco dijiste que la decisión de asumir como entrenador del Barcelona fue la única que tomaste sin pensar en lo deportivo…

(interrumpe) No! Sin pensar. Simplemente sin pensar, no solo en lo deportivo.

¿Había mucho que pensar?

Si. Nosotros evaluamos asumir en Brown de Arrecifes que era nuestra primera oportunidad de dirigir, y estábamos necesitados de trabajo. Siempre pensamos, no solo lo deportivo, también miramos el contexto del club, de la ciudad, del país. Intentamos saber qué pasa ahí. Y en Barcelona había un contexto político que analizar y no lo hicimos. Eso es responsabilidad nuestra.

Además de eso, este año el club cumplió con la demanda del director técnico, que dicho sea de paso fue muy similar a las demandas que vos habías hecho y no cumplieron. ¿Cómo explicarías eso?

Algunos tiene que padecer para que después otros lleven el trabajo con más tranquilidad. No significa que haya bobos y vivos. Si vos llamás a alguien que no está en el fútbol, pero que lo consume a conciencia, es muy difícil que le erre a un diagnóstico. Sólo que después llevar adelante las acciones que indica el diagnóstico es difícil si te encontrás con situaciones que no podes salir a explicar. A mi no me interesaba salir a explicar nada. Fui un lugar que tenía que conocer más, y que también me tenían que conocer.

Finalizada la entrevista Gerardo Martino emprende camino hacia algún televisor que le transmita el partido que Newell’s estaba jugando en ese momento. Antes de salir del hall pregunta “¿Saben como le fue a Del Frade en la operación?”, se le responde por la afirmativa mientras alguien recuerda que ambos fueron compañeros en el secundario. “No nos vimos más, pero siempre supe de sus libros y su trabajo. Mandenle saludos”, y salió disparado.