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Newell's no logra dar un paso adelante y dejar atrás este mal momento. Apurado y falto de recursos, empató 0-0 con un Temperley que solo se defendió. Y se fue reprobado por parte del público que asistió al Marcelo Bielsa.

Ezequiel Unsain: jugó más con los pies que con las manos. Temperley nunca lo exigió. Resolvió bien en sus escasas intervenciones.

Franco Escobar: firme en la marca, prolijo en las proyecciones. Salió reemplazado porque estaba amonestado.

Marcos Cáceres: no tuvo problemas en controlar a Pablo Vilchez, el único punta que puso Temperley. Cerró bien a espaldas de su compañero de zaga.

Víctor López: tampoco sufrió sobresaltos en su tarea ante un equipo que prácticamente no atacó.

Gabriel Báez: fue siempre una opción en ataque, aunque a veces se apuró en resolver. Se va consolidando.

Daniel Mancini: estuvo algo impreciso. Y fue ambicioso con sus pases en vez de buscar la opción más segura.

Hernán Villalba: fue la salida del equipo. Terminó varios avances buscando una habilitación por lo alto que no resultó.

Lucas Mugni: se movió para buscar espacios y ser opción de pase. Preciso en los cambios de frente y en la pelota filtrada.

Martín Tonso: jugó mejor por izquierda. Tuvo una opción clara en el segundo tiempo pero su remate se fue desviado.

Ignacio Scocco: tuvo que bajar para encontrarse con la pelota. Desniveló con su gambeta, aunque a veces se excedió en la individual. No le quedó ninguna para rematar frente al arco, salvo dos tiros libres.

Maxi Rodríguez: falto de confianza, erró el penal, perdió con los defensores y le costó controlar la pelota por momentos. Lejos de su mejor versión.

Mauro Formica: tuvo contacto permanente con la pelota y trató de asociar. En su regreso, se lo vio bien.

Víctor Figueroa: trató de rompera la barrera que propuso Temperley con su desequilibrio, pero no siempre lo logró.

Milton Casco: entró como lateral derecho. Se sumó al juego ofensivo, pero estuvo errático y se equivocó seguido.

Lucas Bernardi: el equipo lleva cuatro sin ganar y la misma cantidad de partidos sin convertir, una señal de que está fallando en la generación y la finalización de jugada.