La cadena exportadora del maíz, la soja y el trigo se suele mostrar con dos grandes fotos: las de las máquinas que levantan la cosecha y la de los enormes barcos cargados de cereales. El circuito, sin embargo, tiene otras postales. Para que los barcos se lleven los conteiners se necesitan cientos de manos invisibles. Los camioneros y los operarios de las terminales portuarios son dos de los actores más desprotegidos de este millonario negocio. 

Son, en definitiva, los que menos cobran y los que ponen el cuerpo. Los primeros, quienes conducen los camiones, lo hacen en condiciones infrahumanas. Pasan días en la rutas de la región. Con caminos rotos y colapsadas; varados en precarias banquinas; a merced de los robos, sin baños y con bandejas de sándwiches como único alimento. 

Los segundos, los operarios que procesan la materia prima, trabajan en galpones que, por lo general, no tienen toda la infraestructura en regla. Los "accidentes" --palabra que utilizan las empresas ante cada error forzado-- son moneda corriente en los puertos de la zona. 

Cinco de esos "accidentes" terminaron con obreros muertos en lo que va del año. El último caso ocurrió la semana pasada en el "Silo Sur" de la terminal Puerto Rosario. Denis Ortega, de 24 años, se encontraba realizando sus tareas diarias cuando un camión dio marcha atrás y la aprisionó contra una máquina elevadora. La joven fue hospitalizada de urgencia y murió a las pocas horas.

En abril, Diego Godoy, un camionero de 28 años, perdió la vida en la ruta, en inmediaciones de Villa La Ribera. Chocó contra otros vehículos de carga que estaban parados en la calzada. Quedó durante varias horas atrapado en la cabina. Los médicos y los bomberos tardaron en llegar producto del caos vehicular de la zona. 

La vicejefa de Pueblo Andino, Gisela Signorelli, llamó a los medios para poder visibilizar "un sistema perverso" que funciona con el sudor diario de diez mil camioneros  

"Somos los piojos en este eslabón. Es inadmisibles que nuestras vidas valgan menos que un grano de cereal”, se quejó.

Juan Cáceres, de 33 años, también murió arriba de su camión. Fue a mediados de marzo en la planta de Cofco, la misma que explotó en diciembre de 2017 con un saldo trágico de dos operarios muertos y otros siete heridos de gravedad. Sus compañeros lo encontraron sin vida en el asiento de su rodado. Murió envenenado por fosfina, una pastilla que sirve para fumigar el cereal transportado.   

En febrero, en esa misma terminal portuaria, falleció Walter Quiroz, de 25 años, un empleado tercerizado. Se cayó desde una pasarela de 15 metros. Era de San Lorenzo y desde hacía 8 meses hacía tareas de electricidad para las máquinas nuevas que la planta montó en el sector que explotó. 

El 6 de enero, en tanto, Fernando Peña, un camionero de 35 años, falleció con el 90 por ciento de su cuerpo quemado cuando cayó sobre residuos hirviendo en la cerealera Louis Dreyfus de Timbúes. 

El fiscal de Homicidios Culposos de San Lorenzo, Maximiliano Nicosia Herrero, ordenó al día siguiente pericias fotográficas, planimetría, toma de testimonios a los empleados del lugar, informe de asignaciones del personal y verificación de las medidas de seguridad provistas. El expediente tuvo pocos avances en estos meses.

Una larga lista

Rosarioplus.com hizo en agosto del año pasado un relevamiento sobre los operarios fallecidos en el Puerto en los últimos años. El informe arrojó diez muertes en un lapso de cinco años. Los casos: 

-Mayo de 2013, Jesús López, de 59 años: murió mientras descargaba cereal en la empresa Nidera de Puerto General San Martín. Estaba sobre una plataforma hidráulica cuando se le cayó un elemento al camión, salió al exterior para recogerlo, pero cayó en una fosa y fue arrastrado por el cereal.

-Mayo 2014, Gastón Pergiaconi, de 36 años: perdió la vida en la zona de descarga de la Terminal 6, también en Puerto General San Martín. Trabajaba para el empresa Tork S.A y fue aplastado por un “volcable”, un elemento muy pesado que se utiliza para la carga de los camiones.

-En abril de 2015, también en Terminal 6, un empleado de la Cooperativa de Servicios Portuarios de Puerto San Martín murió después de sufrir un accidente cuando descargaba una barcaza en un muelle. El desprendimiento de una linga que amarraba el boque desencadenó una nueva tragedia. Su nombre no trascendió en los medios de comunicación.

-Diciembre 2016, Gustavo López, 19 años: trabajaba dentro de una celda de Cofco cuando fue aplastado por una montaña de cereal.

-Febrero de 2017, Lucas Coronel, 21 años: cayó al vacío mientras limpiaba el tercer subsuelo de la planta junto a otros compañeros de una empresa contratista. Hubo varios heridos.

-Marzo 2017, Pedro Fita, de 27 años: un vidrio de grandes dimensiones se desprendió de una grúa. El panel cayó desde una altura considerable sobre los estibadores, perforando el casco del obrero.

-Agosto 2017, Brian Montero, 27 años: la muerte ocurrió en la planta cerealera Renova, en Timbúes. Se desprendió una viga en la obra de ampliación de la terminal portuaria.

-Octubre 2017, Laureano Gómez (28 años): cayó desde la altura a un silo con cereal en la planta de Bunge de Puerto General San Martín.

-Diciembre 2017, Juan Carlos Castillo (42 años) y Domingo Giménez (61): fueron las dos víctimas fatales de la explosión en Cofco. Siete trabajadores resultaron con heridas de gravedad