Los ritos funerarios tienen su síntoma de época. Como todo, se adaptan a las costumbres sociales de cada momento. Después de dos años de pandemia, las despedidas parecen acortarse. Los velatorios se abreviaron e incluso en algunos casos el ritual no se lleva a cabo. Pese a que fue en la pandemia cuando se jugó un rol fundamental en este cambio, los empresarios del sector aseguran que la inseguridad es otro de los fundamentos para suprimir las ceremonias en horario nocturno.

Tras una reunión que se llevó a cabo semanas atrás entre autoridades municipales y referentes de este negocio, se acordó acotar los velorios, dejando sin efecto el horario nocturno. Los empresarios fúnebres aseveraron que quienes trabajan en las cocherías fueron asaltados en reiteradas oportunidades, incluso en las mismas casas velatorias. Además dijeron, como condimento, que acecha un temor extra: la posibilidad de balaceras contra sus comercios, debido a situaciones de violencia narco. Se registraron situaciones tensas entre los deudos de una persona a la que estaban velando y rivales del fallecido.  

“Esto es un cambio de costumbre. Un poco lo trajo el covid y ahora la inseguridad. Nadie está yendo en contra de la gente, son cosas que se pautan entre las cámaras y los municipios. Igualmente, la gente no se siente tan preocupada, lo acepta. Son conjunciones de dos motivos: la primera es la pandemia, de la cual no hemos salido y la segunda es la inseguridad. Es por eso que los horarios de velación serán entre las 8 y las 22, dentro de ese rango se determina la cantidad de horas que los deudos contraten a la empresa fúnebre”, explicó Luis Pinilla,  presidente de la Asociación de Empresas Fúnebres de la provincia de Santa Fe, a Rosarioplus.com.

La ceremonia de velar a una persona fallecida se generó antiguamente ante la conveniencia de esperar 24 horas antes de sepultar a la difunta, en caso de que en realidad estuviera viva y solo transitando un estado de catalepsia que haría aparentar la muerte. Aún hay ordenanzas municipales que regulan los entierros basadas en esto.

Asimismo, sobre las dudas reglamentarias que pueden dejar este tipo de medidas, el empresario aseguró que no existe una obligación de velar, y dijo: “La ley no habla específicamente de la ceremonia del velatorio, más bien lo hace en cuanto a los plazos a cumplir. Establece 12 horas como mínimo y 36 como máximo desde el fallecimiento a la inhumación, excepto que haya una medida de tipo fortuito o de carácter judicial”.

 “No hacemos esto para ahorrar costos, la verdad que digan eso me sorprende, ya que al otro día se dan los mismos servicios con los autos y el cortejo. Algunos velamos solo cuatro horas y otros más, yo trabajo de esa forma, lo consensuamos con la familia y hasta ahora no tuvimos problemas con nadie. Si es necesario estirar más tiempo, lo hacemos. Nosotros trabajamos en base al momento psicológico que atraviesa la familia, no vamos a ir al choque, ni yo ni ninguna empresa afiliada a la Cámara”, se defendió después.

Pinilla aclaró que esta situación no solo depende de ellos, radica también en los establecimientos de salud y establecimientos judiciales, como el caso del Instituto Médico Legal (IML), que entrega los cadáveres desde las 7 hasta las 20, y los hospitales, que lo hacen de 7 a 20 o de 10 a 21. “Todos toman medidas precautorias. Los horarios no son de 24 horas”, indicó.  “Esto es toda una rueda. Si el IML toma esa decisión nosotros nos adaptamos. Calculo que por algo lo hacen, no creo que sea adrede”.

El empresario también observó que existe un nuevo grupo de familias que no pasa por este ritual del velorio. El representante de las casa fúnebres afirmó que hay un 50% de gente que va a cremación directamente.

Despedida en la casa

En este cambio de rituales velar en casa parece haber quedado en el pasado y la pandemia sirvió como corte a esta forma de despedida más bien arraigada en familias humildes. Pinilla marcó que por ahora no llevarán adelante esta práctica y volvió a revalidar que no están dispuestos a exponerse a situaciones de violencia y más en espacios donde no pueden tener el control de la situación.  Además, comentó que el costo no baja ya que tienen que trasladar los distintos elementos a las viviendas particulares. "La mitad de los fallecidos son cremados", reiterò finalmente.