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Madrid. El portazo del Reino Unido a la Unión Europea (UE) angustia a unos 310.000 británicos que residen en España, donde se debaten entre renunciar a su ciudadanía para convertirse en españoles u obtener pasaporte comunitario de otro país. El dilema mantiene ocupados tanto abogados especializados en extranjería como a las autoridades, quienes vieron aumentar las consultas de forma exponencial en las últimas semanas.

Con anterioridad al referendo de junio pasado que dio carta blanca a la primer ministraTheresa May para empezar la desvinculación del Reino Unido de la UE, sólo 70 británicos hicieron el examen para nacionalizarse españoles, pero apenas ganó el "Sí", las solicitudes se dispararon hasta llegar a casi 500.  Alrededor de 1,2 millones de británicos residen en otros países de Europa, y cerca de un 30% de ellos, casi 310.000 en España. Un tercio de ese total, unos 108.000, son jubilados que eligieron afincarse en la Costa del Sol española, donde sus pensiones tienen un mayor poder adquisitivo. 

Los residentes británicos dan también la nota de color extranjero en Tenerife, una de las islas Canarias, donde hay barrios con calles denominadas en inglés pobladas de bares y restoranes que ofrecen sus menúes en ese idioma. 

“No sabemos qué va a pasar”, confiesa a Télam Dalia Nicholson, una británica que vive en Madrid desde 1999. Sus hijos, nacidos en España, conservan la nacionalidad británica y se manejan en un perfecto castellano. Nicholson tiene una empresa de eventos orientada al contingente de turistas ingleses. “Yo me siento madrileña, aunque soy británica, mi familia y yo tenemos hecha nuestra vida aquí; esta sensación es de una gran incertidumbre y estamos expectantes y esperando ver qué sucederá”, agrega. 

“Quizá, lo mejor sea esperar que Reino Unido se desconecte de la UE y luego de ello sacar la ciudadanía española por arraigo”, o por llevar más de determinado tiempo viviendo en España. “Pero no lo sé, hay que consultar con el consulado y especialistas para ver qué es lo mejor”, agrega. 

“Hay otros que estamos en un limbo jurídico”, explica Laura Schmidt, una argentina con nacionalidad española, con dos hijos, uno de 18 y otro de 14 años que tienen nacionalidad argentina y británica y que residen en Barcelona. “Con mi marido, que es inglés, y con mi hijo mayor, que nació en Buenos Aires, vinimos a España durante el corralito, en 2002. Mi hijo acaba de terminar el bachillerato se irá a Manchester a estudiar en la universidad, porque hasta septiembre (que es cuando comienza el ciclo lectivo en Europa) el título de bachiller de Europa es válido allí”, explica Schmidt, quien ha desarrollado un emprendimiento que ofrece servicios a los hoteles europeos. 

“Pero luego, ¿si quiere volver a Europa, qué hace mi hijo? Podrían hacerse españoles porque yo soy española, pero perderían su nacionalidad británica”, continúa Schmidt, quien además es miembro de Bremain in Spain, una organización sin fines de lucro que está haciendo campaña para permanecer en la Unión Europea y defendiendo los derechos de los migrantes británicos. 

Al contrario de lo que sucede con Latinoamérica, Portugal, Guinea Ecuatorial o Filipinas, o con los descendientes de los judíos sefardíes expulsados, España no reconoce la doble nacionalidad con Reino Unido, por lo que si los británicos piden un pasaporte español sólo lo pueden hacer renunciando a su propia nacionalidad.  Tal es el caso de James McConachie, oriundo de Birmingham, una zona industrial del centro de Inglaterra, que hace once años que vive en Teruel, en el sur de Aragón, en la zona centro-oriental de España.  “Vivimos en el campo, en una casa que hemos comprado hace ocho años, y con lo que me ha costado pagarla y reconstruirla, no me mudo ni de coña”, dice usando una expresión coloquial española que puede leerse como “ni de broma”. James estudió filosofía y política, pero en España se dedica a hacer traducciones y a ayudar en las gestiones a los británicos interesados en comprar propiedades en la península.  “Tengo tres hijos con nacionalidad británica, nacidos aquí en Aragón, pero como su madre es irlandesa tienen derecho a cambiar la nacionalidad y por ello estamos tramitando la nacionalidad irlandesa para ellos, ahora mismo”, dice. En cuanto a su propia situación, inició los trámites para acceder a la nacionalidad española y abandonar la suya definitivamente. “Estoy dispuesto a perder mi nacionalidad, me siento avergonzado por lo que ha pasado con el Brexit, y no me interesa compartir esa fantasía de locura”, asegura.

Los que están en una situación difícil son los pensionistas británicos: "tienen una gran incertidumbre, son personas jubiladas que han comprado aquí sus casas y han elegido España por el buen clima y el sol que allí no abundan”, explica John Moffett, ex directivo de British Airways y vocero de "Bremain in Spain" frase que refiere a cómo “permanecer en España”. “Otro tema es que cuando se formalice el Brexit, a quienes necesiten trabajar les requerirán un permiso de trabajo, por ahora tenemos una tarjeta verde que nos habilita a residir y trabajar, pero habrá que ver qué pasa”, agrega. 

El Brexit finalizará, tras dos años de negociaciones, el 28 de marzo de 2019. El futuro de los británicos con residencia española o en el resto de Europa se definirá en los convenios que el Reino Unido logre cerrar con la UE en general y con España en particular. Entonces quedará claro si Theresa May optó por una salida “dura” o “blanda” del bloque comunitario.